El uso de la moneda única en los últimos años

La moneda única ha vivido muchos cambios desde el 2016. Repasamos qué dice el estudio de hábitos de pago de la Unión Europea: ¿utilizamos más el efectivo o preferimos los medios electrónicos?
Actualidad5 abril, 202136849 min

El euro o la moneda única lleva más de veinte años entre nosotros, y se ha convertido en una parte esencial de nuestra sociedad. Los españoles lo acuñamos el 1 de enero de 2002, diciendo adiós a la emblemática peseta, que nos había acompañado durante 134 años.

 

En los últimos tiempos, el euro ha experimentado muchos cambios relacionados con la digitalización o la sostenibilidad del medio ambiente. Ahora lo utilizamos para hacer pagos online con seguridad, ahorrando papel, pero también para devolverle una deuda a nuestros amigos en Bizum.

 

Los métodos de pago han evolucionado conforme lo ha hecho el mercado. Los españoles somos más exigentes y queremos más transparencia para contar con todas las herramientas a la hora de formalizar nuestras compras. Y la Unión Europea también es consciente de ello. Así han evolucionado las formas de pago entre los consumidores de los países miembros.

 

La moneda única: un viaje que pasa por el efectivo

El Estudio sobre los hábitos de pago de los consumidores en la zona del euro (SPACE), llevado a cabo por el Banco Central Europeo en 2019, nos enseña la realidad que ha vivido el euro en los últimos años.

 

En resumen, los consumidores siguen utilizando predominantemente el efectivo para realizar pagos en los puntos de venta y entre particulares. En número de operaciones, el 73% de los pagos en este ámbito se efectuaron utilizando efectivo, y el 27% mediante instrumentos distintos del efectivo.

 

Las tarjetas fueron el instrumento predominante para los pagos no efectuados en efectivo (24%). En términos de importe, las operaciones en efectivo representaron el 48% de todas las operaciones, frente al 41 % de las operaciones con tarjeta. Como podemos ver, el efectivo aún no ha perdido fuerza a pesar de las limitaciones de uso que ha tenido en distintos países de la Unión Europea.

 

El dato destacable es que el 38% de las operaciones con tarjeta se realizaron utilizando tecnología sin contacto o NFC. En promedio, ha habido 1,6 pagos en puntos de venta y entre particulares al día, por un importe medio de 25,6 euros por operación; el 48% de los pagos en puntos de ventas y entre particulares se realizaron en comercios locales para artículos de consumo diario (tiendas, supermercados y mercados) y el 19% en restaurantes, bares, cafeterías y hoteles.

 

Los resultados del estudio también mostraron que el 96 % de las operaciones online se realizó sin efectivo, mediante tarjeta (49%), soluciones de pago electrónico (27%) y transferencias (10%), y el 4 % se realizó con efectivo. El importe medio de las operaciones diarias de este tipo (0,16 en la zona euro) ha sido de 66,9 euros, y mientras que el 89 % de los pagos de facturas se efectuaron sin efectivo y el 11 % se realizaron con efectivo; los ciudadanos de la zona del euro realizaron algo menos de un pago de facturas semanal (0,93 operaciones).

 

En comparación con la encuesta SUCH, realizada en 2016, los resultados de SPACE muestran que el efectivo sigue siendo el instrumento de pago predominante para los pagos en los puntos de venta y para los pagos entre particulares, y que los hábitos de pago de los consumidores van cambiando solo gradualmente.

 

La moneda única: la pandemia y los hábitos de ahorro

Los encuestados afirmaban que guardaban el dinero en efectivo en sus carteras como un método para cuidar su capacidad de ahorro. Además, el 34% lo depositaba en su casa o en un lugar seguro para que no se perdiera en su uso diario.

 

La pandemia ha aumentado esta tendencia, pero también ha afectado al empleo de efectivo en nuestras vidas. El 40% de los encuestados indicó que utilizaba menos efectivo desde que comenzó la pandemia, y casi el 90 % señaló que seguiría utilizando menos efectivo (el 46 % sin dudarlo y el 41 % probablemente) cuando termine.

 

Esto se debe al miedo al contagio por el coronavirus, pero también a que los pagos electrónicos se han facilitado durante la pandemia, por ejemplo, aumentando el umbral a partir del cual el titular de una tarjeta sin contacto debe introducir su número de identificación personal (PIN) para autorizar el pago en el terminal.

 

En definitiva, la moneda única ha experimentado varios cambios desde el 2016 hasta ahora, que se han visto acentuados por el impacto de la crisis a nivel europeo. El aumento de las compras en línea y los métodos de pago electrónicos en los distintos comercios han acelerado una tendencia hacia la digitalización del dinero, pero el efectivo sigue siendo un baluarte importante que no abandonará a los europeos en las décadas que están por venir.