La Unión Europea es un organismo que se preocupa por el desarrollo del mundo rural en un continente que se encuentra cada vez más urbanizado. En este contexto, cada vez más ciudadanos y organizaciones cooperan creando nuevos negocios en entornos rurales para luchar contra la despoblación.
Los informes de la ONU defienden que para el 2050, cerca de un 68% de la población mundial vivirá en ciudades. Europa no será una excepción, así que el reto principal de las personas será lograr un equilibrio entre el desarrollo sostenible de las urbes y el mundo rural de cara a los próximos años.
Vamos a enseñarte los retos principales que tiene nuestro continente para lograr que el entorno y las actividades que se dan en los núcleos del campo se puedan preservar para acercarnos a un futuro sostenible.
Los retos de la Europa rural para el 2021
Cerca de un 29% de la población total de la UE vive en el medio rural. Esto significa que hay miles de familias dedicadas a la agricultura, la ganadería e impulsando modelos innovadores de olivicultura como el que tiene lugar en España. Estos son los retos que se encontrarán de cara al 2021:
- El reto demográfico. La baja tasa de natalidad, el aumento de la esperanza de vida y la migración de los más jóvenes son las causas por las que cada vez hay más personas mayores en el campo. La Unión Europea tiene una gran tarea por delante para ofrecer oportunidades educativas y laborales que hagan ver el mundo rural como una apuesta decidida de estos jóvenes por el futuro.
- El reto salarial. La nueva Política Agraria Común (PAC) para 2023 sigue una serie de pautas de la Comisión Europea (enlace ENE_13) que pretenden lograr la sostenibilidad medioambiental, aumentar la competitividad y conseguir una renta justa para los agricultore Esto es fundamental, porque la renta per cápita es más baja en el campo que en las urbes europeas.
- El reto económico. La diversificación de la economía rural se hace inevitable en un continente que cada vez tiene en menor consideración los ingresos del sector primario. Los informes técnicos de la Unión Europea estiman que este sector “proporciona solo alrededor del 1,7% del valor añadido bruto total de la Unión”, por lo que hay que buscar nuevas formas de impulsar esta economía sin descuidar el buen trato del entorno.
- El reto medioambiental. La emisión de gases invernaderos ha afectado a 22 millones de agricultores en la Unión Europea, mientras que 44 millones de empleos relacionados con la producción de alimentos podrían sufrir este impacto. La agricultura y la ganadería son actividades fundamentales en la lucha contra el cambio climático, por lo que los organismos y los ciudadanos deben coordinarse para poner freno al devastador efecto que podría suponer en la economía.
- El reto tecnológico. La revolución digital que llega para el mundo agrícola supondrá un gran revulsivo para la tecnología europea. Casi todos los países miembros de la UE suspenden en términos de digitalización, con una brecha digital del 14% de media, por lo que es necesaria una inversión muy efectiva que permita el crecimiento sostenible de los campos.
- El reto sostenible. Las smart villages o pueblos inteligentes son “comunidades rurales que utilizan soluciones innovadoras para mejorar su resiliencia, creando fortalezas y oportunidades a nivel local”. Este es el modelo rural al que nos dirigimos, que necesita de una participación activa de los organismos públicos para garantizar el presupuesto adecuado para una transición sostenible.
- El reto informativo. La realidad es que la población del medio rural europeo no cuenta con herramientas informativas suficientes para conocer la situación de la PAC y de sus ayudas o subvenciones. A esto se añade la barrera participativa de los agricultores y ganaderos, que siguen sin medios adecuados para llegar a internet en el siglo XXI.
Junto a estos desafíos, se cuentan otros como la igualdad de género, donde se debe tener en cuenta que las mujeres lideran la batalla contra la despoblación en el medio rural, y la necesidad de que el campo se convierta en un agente de cambio que coordine su actividad para crecer de forma conjunta con las ciudades.
Poco a poco, las instituciones europeas van tomando conciencia de la importancia que tiene trabajar para el medio rural, ofreciendo nuevas tecnologías y utilidades para favorecer la empleabilidad en estas zonas. Será solo cuestión de tiempo comprobar si todas estas medidas logran cumplirse en forma de herramientas y ayudas para el crecimiento sostenible de la región.