Los datos macroeconómicos, como el IPC, son fundamentales para conocer la realidad del consumo en España. Conocer el balance entre el PIB del Estado, los activos de las empresas y el consumo de las familias es muy importante para tomar decisiones estratégicas que aumenten la riqueza de los españoles en el largo plazo.
El IPC o Índices de Precios al Consumo es un indicador que mide la variación de los precios de una cesta de bienes y servicios en un lugar específico durante un periodo determinado. En España, es fundamental para saber si el coste de vida de la población ha aumentado o ha descendido a lo largo del tiempo.
En este artículo vamos a profundizar en el IPC, para conocer su historia y saber cómo afecta a nuestro día a día como consumidores de productos. Esto nos dará conclusiones que podemos aplicar en nuestro día a día, por ejemplo, para ahorrar dinero en la cesta del supermercado.
El IPC: ¿cómo se calcula el Índice de Precios al Consumo?
Todos los días, los precios de productos y servicios pueden aumentar o disminuir por diferentes motivos, como son la competitividad del mercado o la alteración en los impuestos, un caso que hemos vivido de cerca con el nuevo IVA del 21% aplicado a las bebidas azucaradas y edulcoradas.
La consecuencia es que se necesitan herramientas capaces de poner orden y medir la realidad económica de los hogares españoles de forma constante. Esta es la labor del Instituto Nacional de Estadística, que elabora informes del IPC mes a mes para que el Gobierno y la población conozcan de cerca toda la información sobre las compras que hacen de sus productos y servicios.
El proceso es complicado. 200 trabajadores del INE visitan los supermercados de manera mensual y preparan una cesta de la compra con más de 500 productos en categorías como alimentos y bebidas no alcohólicas, vestido y calzado, vivienda, medicina, transporte o comunicaciones. Todos estos datos se incluyen en el estudio para tener una muestra representativa del consumo de los hogares.
Las dos características principales del IPC es que es representativo y comparable. Es representativo porque está actualizado e incluye los nuevos alimentos y productos que aparecen en el mercado. Pero también es comparable porque registra la misma información en todas las regiones del país de forma mensual, lo que permite conocer su evolución de forma cómoda y precisa.
En España, el IPC ha registrado diferentes variaciones a lo largo del 2020. Los datos del INE confirman que el comienzo del año pasado vio los valores más altos, según la variación anual: 1,1. Esta cifra bajó hasta mayo, donde comenzó una senda de estabilización que llegó al final del año. Esto indica la tendencia variable de los precios, que ya se encontraba a la baja antes del confinamiento en marzo de ese mismo año.
La variación mensual es muy significativa, porque nos indica una subida constante en casi todas sus fases entre finales del 2020 y principios del 2021. Los bienes y servicios durante la covid-19, así como los alimentos y las bebidas no alcohólicas, han contado con tendencias positivas que indican la necesidad de recuperar la economía en un momento complicado para el consumo local.
Los IPC armonizados: las comparativas con Europa
¿Sabías que el IPC de España puede compararse con el IPC de los países en la Unión Europea? Esto es lo que se conoce como los IPC armonizados, una estadística que permite conocer la medida común de la inflación para realizar comparaciones internacionales.
Hay una diferencia importante a tener en cuenta para diferenciar el IPCA del IPC. El primero cubre los gastos de consumo que realizan todos los hogares del territorio económico de cada Estado miembro, sean o no residentes. Sin embargo, el IPC considera el gasto en consumo de los residentes cuando se produce tanto dentro del territorio económico del país como fuera.
La conclusión es que esta medida tiene grandes utilidades, tanto para las empresas como para los ciudadanos. Los primeros pueden planear sus estrategias de mercado para la internacionalización de su negocio basándose en la estadística de precios del IPCA, mientras que los segundos pueden conocer mejor el etiquetado de los alimentos que les interesan y pueden diferenciar mejor los tipos de alimentos que consumen en varios países de la Unión Europea.