Seguramente habrás oído hablar del déficit público multitud de veces en los medios de comunicación. Pero ¿sabes exactamente a qué hace referencia este término económico y por qué es tan importante conocerlo? En este artículo, te explicamos qué es el déficit público y cuáles son las claves para reducirlo y beneficiar a la economía de un país.
¿Qué es el déficit público?
La definición de déficit público es la diferencia negativa que hay entre los ingresos y los gastos públicos. Es decir, cuando el nivel de gasto que realiza una Administración durante un período de tiempo concreto es más alto que el nivel de ingreso, se produce una situación de déficit público.
Hay que tener en cuenta que el déficit público no tiene por qué suceder en todas las Administraciones, sino que puede haber casos en los que haya déficit público a nivel estatal, pero que haya determinadas autonomías que se encuentren en superávit.
⮞ ¿En qué se diferencia de la deuda pública?
Aunque el déficit público está relacionado con la deuda pública, no son sinónimos y, por tanto, hay que saber diferenciarlos adecuadamente. Tampoco tiene nada que ver con las deudas contraídas con la administración. El déficit público es la diferencia entre los ingresos y los gastos de un año determinado, mientras que la deuda pública es una variable a la que hay que sumar o restar el déficit. Es decir, la deuda pública engloba muchas más variantes además del déficit público.
Cómo medir el déficit público
Es importante recordar que el déficit público se expresa en términos porcentuales sobre el PIB anual. Para medirlo hay que tener en cuenta tres factores: ingresos, gastos y PIB. El cálculo se realiza restando los ingresos menos los gastos, y trasladándolo al valor porcentual correspondiente del PIB.
Pongamos un ejemplo para verlo más claro. Imaginemos que el PIB anual es de 100.000 euros, los ingresos son de 40.000 euros y los gastos, de 50.000 euros. Para calcular el déficit público, lo primero que debemos hacer es restar 40.000-50.000, que da un resultado de -10.000 euros. Ahora, debemos calcular cuánto porcentaje representa con respecto al valor del PIB, tomando como referencia valores absolutos. En este caso, el déficit público sería del 10% del PIB.
⮞ Déficit del Estado, de las Comunidades Autónomas y de los ayuntamientos.
El déficit público es el valor de referencia que suma el déficit fiscal de los distintos municipios, provincias y del Gobierno Central. Por tanto, primero se debe calcular el déficit en los distintos niveles y, posteriormente, se suman para obtener la cifra de déficit público definitiva.
Así, cada administración deberá calcular su déficit fiscal teniendo en cuenta distintos aspectos, como impuestos o beneficios de compañías públicas, subvenciones concedidas, masa de salario público, etc., para poder efectuar la suma de forma precisa, y no todas las administraciones tienen necesariamente los mismos parámetros a tener en cuenta.
¿Por qué es importante reducir el déficit público?
En caso de que un Estado arrastre una situación de déficit continuo, el nivel de endeudamiento exterior se incrementa. Esto se debe a que, si el volumen de gasto es superior a los ingresos y, por tanto, no se puede cubrir de manera autosuficiente, es necesario recurrir a financiación externa para mantenerse en el objetivo establecido a nivel europeo.
Para ello, lo más habitual suele ser emitir deuda pública, si bien esto genera intereses a largo plazo que aumentarán el gasto para la Administración. Reducir el déficit público es clave para evitar agrandar el nivel total de endeudamiento; cuanto más elevado sea, más difícil será afrontarlo.
Evolución del déficit público en España
Según los datos más recientes del Ministerio de Hacienda y Función Pública, el déficit público conjunto de la Administración, la Seguridad Social y las comunidades, sin tener en cuenta la ayuda financiera, disminuyó un 58,8% entre enero y noviembre de 2022. Porcentualmente, se sitúa en el 1,89% del PIB.
Si nos fijamos en la evolución del déficit público durante los últimos 15 años, se observa claramente un descenso importante en el año 2009, coincidiendo con la crisis económica, de hasta el 11,06% del PIB. Desde entonces, la recuperación ha sido progresiva y ascendente hasta 2020, donde volvió a registrar un nivel del 10% como consecuencia de la pandemia.
No obstante, el período de recuperación ha sido más rápido, ya que hemos pasado del 10% en 2020 al 6,87% en 2021 y al 1,89% en 2022. En cambio, tras registrar niveles del 11% en 2009, no se alcanzó un déficit público próximo al 2% hasta 2018.
Diferencias entre el déficit presupuestario y déficit público
El déficit público es el nombre con el que se denomina al resultado que se obtiene tras la suma de los déficits fiscales de todas las Administraciones públicas. En cambio, el déficit presupuestario hace referencia a la previsión que estima cada entidad pública en función de los presupuestos que haya aprobado de cara al año siguiente. Es decir, es una forma de anticipar si una entidad tendrá, o no, déficit público, pero constituye una aproximación adelantada.
<H2> ¿Cómo se financia el déficit público?
La financiación del déficit público se puede llevar a cabo de varias formas distintas. En primer lugar, mediante un incremento de los impuestos, si bien no es una de las primeras medidas que suelan tomar las Administraciones por su carácter impopular.
También es posible financiarlo emitiendo dinero, aunque no es habitual porque tiene, como consecuencia, una devaluación monetaria que incrementaría la inflación.
⮞ Método de financiación más habitual
Por tanto, el método de financiación más habitual es generando deuda pública, emitiendo bonos del Estado o letras y pagando una rentabilidad concreta a los inversores. Aunque también tiene consecuencias negativas para la financiación privada, es la medida que menos efectos indeseados genera en lo que respecta a la inflación, y tampoco se percibe como una medida agresiva por parte de los consumidores como sucede con la subida de impuestos.
En definitiva, el déficit público es un concepto que conviene vigilar y controlar en economía, pues es un claro reflejo de la capacidad de solvencia o endeudamiento que tenga una Administración. Asimismo, es un dato importante a la hora de establecer previsiones económicas de cara a los próximos años, especialmente en épocas de tanta incertidumbre y convulsión como la actual.