La situación de los ERTE ha llevado, desde marzo de 2020, a que muchas empresas se encuentren protegidas frente a los parones o los ceses constantes en su actividad. Esto ha sido clave para preservar una economía muy dañada por el efecto de la pandemia, permitiendo a mucho trabajadores conservar su puesto a pesar de las circunstancias.
Pero, ¿qué es un ERTE y cuáles son mis derechos como trabajador? Un ERTE es un Expediente de Regulación Temporal de Empleo, que el Ejecutivo español pone a disposición de los empresarios para suspender el contrato de sus empleados por causas económicas, técnicas o de producción mientras dure la crisis de la COVID-19.
En diciembre de 2020, había 755.610 trabajadores acogidos a este mecanismo socioeconómico. Todos ellos se han visto protegidos por la primera prórroga de los ERTE, que termina el 31 de enero, y la segunda prórroga, aprobada por el Gobierno, CEOE y sindicatos, les permitirá respirar aliviados al menos hasta el 31 de mayo.
La realidad es difícil para miles de ciudadanos en nuestro país, así que vamos a entender qué novedades trae una ampliación que durará dos semanas más que el vigente estado de alarma, que tiene prevista su finalización para el 9 de mayo.
Los ERTE del futuro: más inclusivos para proteger a la sociedad
La negociación para la segunda prórroga de los ERTE tuvo un inconveniente de última hora. La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) consideraba que la condición de devolver todas las exoneraciones recibidas si una empresa despedía a un solo trabajador no resultaba proporcional.
El Gobierno, por el contrario, afirmaba que “el apoyo público para financiar ERTE no puede servir para justificar despidos más adelante”. Al final, el 18 de enero se llegó a un acuerdo que favorecía la postura de protección social de un Ejecutivo que ha incluido estas nuevas medidas:
- Mantenimiento de los ERTE de fuerza mayor con seis sectores nuevos. A los sectores ya contemplados en septiembre, como el transporte, el turismo y el ocio, se unen las siguientes categorías:
- Camping y aparcamiento para caravanas.
- Actividades de mantenimiento físico.
- Alquiler de medios de navegación.
- Fabricación de alfombras.
- Estirado en frío.
- Fabricación de instrumentos musicales.
- Prolongación de los ERTE por la vía rápida. A partir de ahora, las prórrogas podrán plantearse sin autorizaciones administrativas, con el objetivo de ahorrar en costes burocráticos y de gestión.
- Flexibilidad en el formato de los ERTE. Los ERTE por impedimento y por limitación se podrán intercambiar automáticamente. Los primeros se aplican a empresas que no pueden desarrollar su actividad por las restricciones o medidas de autoridades españolas o internacionales. Los segundos se aplican a aquellas que ven limitado su desarrollo en los centros de trabajo por las decisiones de las autoridades nacionales.
- La prestación de los empleados. Los trabajadores afectados por el ERTE seguirán teniendo acceso a la prestación sin periodo de carencia, porque no les computará el periodo consumido hasta enero de 2022. La prestación equivaldrá al 70% de la base reguladora.
- Atención preferente a la formación continua. Las cifras sostienen que cerca de un millón de trabajadores ya han disfrutado de cursos de formación mientras estaban en un ERTE. A partir de ahora, seguirán desarrollándose actividades que les permitan adaptarse a las nuevas formas de trabajo que han adoptado en el seno de su empresa, para convertirse en empleados estrella (enlace 25 ENE) que puedan aportar valor a la cadena productiva.
- Refuerzo de las limitaciones a los despidos. Como ya hemos comentado, las empresas deberán devolver todas las exoneraciones si despiden a un empleado. Además, tampoco se podrán realizar horas extra ni se podrá externalizar la actividad, subcontratar o llevar a cabo nuevas contrataciones. También se mantienen los límites fijados sobre el reparto de dividendos y la prohibición de radicarse en paraísos fiscales.
El nuevo ERTE que dura hasta el 31 de mayo es idéntico al de septiembre, pero incluye pequeños cambios para incluir nuevos sectores de actividad y lograr una mayor flexibilidad en los cambios de formato de un ERTE a otro. El objetivo que se plantean el Gobierno y los agentes sociales es ganar tiempo para lograr un nuevo acuerdo que regule la realidad laboral que vendrá después de la COVID-19.
Hasta entonces, los trabajadores podrán sentirse seguros aunque no vayan a sus puestos en las empresas. En estos meses esto será clave para que puedan optimizar el resultado de su trabajo desde casa, formándose día a día para adquirir nuevas habilidades que puedan aplicar a su labor en el futuro.