¿Calentador de agua o mejor gas natural? ¿Qué papel tiene el termo a la hora de ahorrar agua caliente? En este post damos respuesta a estas cuestiones y ofrecemos algunas recomendaciones para que el gasto de agua caliente no dispare nuestra factura durante este invierno.
¿Por qué es importante ahorrar agua en casa?
El agua es un bien tan necesario como escaso, algo que hemos podido comprobar, de primera mano, este año en muchas regiones españolas. Los embalses en niveles mínimos, las restricciones en el uso de agua o la mala cosecha que se ha obtenido en algunos lugares, evidencia la importancia de utilizar el agua solo cuando sea necesario. La clave reside en saber cómo hacerlo de manera óptima, ahorrando la mayor cantidad posible. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, cada español consume una media de 133 litros al día. Sin embargo, es una cifra fácilmente reducible con pequeños gestos.
Por ejemplo, el simple hecho de cerrar el grifo al lavarte las manos puede significar un ahorro de entre 2 y 2’5 euros al mes, ya que pasarías de consumir unos 12 litros a una media de 1’5, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Agua caliente: ¿conoces su consumo energético?
Pero, ¿qué pasa cuando calentamos el agua? Muchas personas se preguntan si el consumo energético de agua caliente es más alto que el de agua fría. La respuesta es que sí, puesto que la energía que necesita el circuito para calentar el agua tiene un consumo más alto que en caso de que uses agua fría, para lo que no será necesario activarlo. Es, por tanto, un factor a tener en cuenta cuando tratamos de ahorrar energía en casa.
Para que te hagas una idea, el agua caliente supone cerca del 26% del consumo energético total de una vivienda, algo más de una cuarta parte. Un porcentaje que la Organización Mundial de la Salud eleva al 34%. Por tanto, imagina la importancia de ahorrar agua caliente tanto para el medio ambiente como en tu factura mensual.
Acciones para ahorrar agua en el día a día
Una de las mayores reticencias que tienen los usuarios cuando piensan en ahorrar agua es creer que les va a suponer una carencia. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Modificando ligeramente algunas pequeñas costumbres consigues un importantísimo ahorro en el consumo de agua diario, solo hay que saber identificar cuáles. Te damos algunos consejos:
- Cuando te laves las manos o te cepilles los dientes, cierra el grifo. Esto te permitirá reducir en más de un 90% los litros de agua consumidos cuando, realmente, no son necesarios.
- Sustituye los sistemas de doble grifo por uno único. Si todavía tienes lavabos o duchas donde hay un grifo para el agua caliente y otro para el agua fría, procura cambiarlos por un mando único. La lógica es simple: abrir dos grifos a la vez consume más agua que abrir uno solo en el que alternes la temperatura.
- Ajusta el tiempo de las duchas. Finalizar el día con una buena ducha de agua caliente es una opción atractiva para muchas personas, pero también supone un gasto energético elevado si pasas más tiempo del necesario bajo la ducha. Procura poner un temporizador de unos 7-8 minutos para que te avise cuando se cumpla el tiempo. O, si no quieres poner un cronómetro, elige dos canciones que sumen esa duración.
- No conviene superar los 30-35º C. Cuanto más calientes el agua de la ducha, más energía consumirá el sistema para calentarla. Además, una temperatura muy elevada del agua puede provocar enrojecimiento de tu piel u otra serie de afecciones cutáneas.
¿Qué gasta más, el lavavajillas o fregar a mano?
Esta es una duda relativamente frecuente en muchos hogares. Según la OCU, utilizar el lavavajillas gasta menos agua que fregar a mano. Un estudio revela que fregar en el lavavajillas reduce el consumo diario de agua en 31 litros aproximadamente, además de la energía que necesitaría el grifo manual para calentar el agua. En términos económicos, el ahorro puede llegar a ser de más de 40 euros al año.
No obstante, hay que hacerlo teniendo en cuenta algunas cuestiones. Por ejemplo, ponlo solamente cuando esté lleno, y previsiblemente utilizando el modo Eco. Además, si quieres ahorrar más energía, prográmalo en las horas valle; es decir, aquellas en las que el término fijo de potencia sea más barato.
Mitos sobre el agua caliente
Además de la falsa creencia de que el lavavajillas consume más agua que el fregado manual, hay otra serie de afirmaciones sobre el consumo de agua caliente que hay que matizar.
Por ejemplo, utilizar un sistema de monomando puede ayudarte a ahorrar más que el bimando, pero siempre que lo hagas correctamente. Para ello, asegúrate de dejar siempre el grifo en el lado de la temperatura fría. De lo contrario, arrancará directamente calentando el agua, lo que aumentará el consumo energético.
Y, siguiendo con el lavavajillas, muchas personas siguen pensando que enjuagar la vajilla antes de meterla en el lavavajillas hará que utilice menos agua para lavarla y quedará mejor. Sin embargo, este prelavado no es necesario con los electrodomésticos que hay actualmente.
Otro falso mito es la creencia de que los programas ECO, que son más largos, consumen más agua, pero no es así. Según la OCU, este tipo de programas pueden llegar a reducir el gasto de agua hasta un 40%.
¿Qué más puedo hacer para calentar agua sin consumir tanta energía?
Finalmente, te contamos qué otras acciones que no forman parte del día a día puedes llevar a cabo para ahorrar en agua caliente. Una de ellas es instalar acumuladores de agua caliente, que son más eficientes que los de producción instantánea.
Otra alternativa es recurrir, puntualmente, a calentadores eléctricos para ahorrar en la factura del gas. Asimismo, optar por un aireador en el grifo del lavabo o fregadero puede reducir entre un 40% y un 60% el caudal de agua.
Como ves, ahorrar agua caliente es mucho más sencillo de lo que parece, sin que ello implique grandes cambios de hábitos. Más bien, es cuestión de tener en cuenta pequeños detalles que significan mucho tanto para el medio ambiente como para tu bolsillo.