La gentrificación de las ciudades y el aumento de opciones laborales que permiten el teletrabajo han hecho que reflexionemos cada vez más sobre qué estilo de vida queremos llevar. La pandemia fue el caldo de cultivo perfecto que precipitó en muchos casos la idea de vivir en un pueblo. Para ser exactos y según recoge el portal inmobiliario Idealista, los confinamientos y el trabajo en remoto motivaron que las mudanzas crecieran un 39% el año pasado.
Dejar la ciudad y vivir en un pueblo
Tras casi tres meses confinados, han sido muchas las personas que han comenzado a valorar una vivienda con acceso directo a zonas verdes, una mayor tranquilidad y contacto con la naturaleza. Pero, en realidad, en último término y antes de tomar la decisión final, las preguntas que aparecen en la mayor parte de los casos son las mismas: ¿Mudarme a una zona rural mejorará mi calidad de vida? ¿Qué se adapta mejor a mi ritmo diario? ¿Vivir en un pueblo o en una ciudad?
Aquellas personas que pueden permitirse deslocalizar su trabajo, gracias a una buena conexión a internet, han comenzado a valorar cómo sería su vida si se trasladasen a una localidad más pequeña en la que los servicios públicos no están al límite de su capacidad y las clases del colegio cuentan con un máximo de 20 alumnos.
La saturación mental y emocional en la que algunos residentes de las grandes ciudades están inmersos desde el estallido de la pandemia ha motivado que muchos hayan dado un giro de 360 grados mudándose a un pueblo de apenas 400 o 500 habitantes en la montaña. Y, claro, por mucho que el teletrabajo sea una opción, este estilo de vida no es adaptable para todas las profesiones.
¿Dónde vivir cómodamente al estilo rural?
A pesar de que la idea de vivir en un pueblo perdido en mitad del monte no sea adaptativa para todos, no es sinónimo de que la vida rural sea incompatible con desarrollar un trabajo de oficina desde casa. Al contrario. Siempre que tengamos una buena conexión Wifi y cobertura móvil es perfectamente posible.
En este contexto, los municipios de entre 2.000 y 5.000 habitantes pueden ser más recomendables para aquellas personas que por trabajo no puedan permitirse una caída puntual de la conexión a internet, o que necesiten tener servicios públicos como el centro de salud o el colegio lo más cerca posible.
Localidades como Navacerrada (Madrid), Villaviciosa (Asturias), Cantalejo (Segovia), La Puebla de Almoradiel (Toledo) o Haría (Las Palmas) representan este tipo de municipios del entorno rural que ofrecen tranquilidad a la par que accesibilidad a supermercados, farmacias, cafeterías o entidades bancarias.
Valora los beneficios e inconvenientes de mudarse a un pueblo
No te lances a la piscina, el reciente interés por llevar un estilo de vida bucólico en un pueblo ha motivado la aparición de ofertas aparentemente suculentas, pero que en el fondo pueden llegar a ser muy tramposas.
Por ejemplo, la venta de casas a 1 euro, que se produjo hace unos meses en la Toscana italiana, o la venta de pueblos completos en la España vaciada representan esta idea de que adquirir una propiedad en las zonas rurales es un chollo fácil y sencillo. Y nada más lejos de la realidad.
Aunque es cierto que se vendían inmuebles a 1 euro en diferentes puntos de la geografía italiana, lo que obviaba la letra pequeña de los mismos es que estos necesitaban una rehabilitación profunda para poder entrar a vivir en ellos. Es decir, cuando hablamos de casas a 1 euro, en realidad nos estamos refiriendo a viviendas que necesitan ser reformadas por 20.000, 30.000 o incluso 100.000 euros.
Calidad de vida en los pueblos
Si realmente lo que necesitas es un cambio de entorno, aumentar el contacto con la naturaleza y alejarte de los ruidos del tráfico, se pueden elegir pueblos y municipios pequeños dotados con servicios mínimos, o con una buena conexión a éstos, puede ser una opción idónea si pensamos en la practicidad de la vida diaria.
Zona rural, una oportunidad para vivir en comunidad
Además de este tipo de beneficios, vivir en un pueblo es una excelente oportunidad para comenzar a formar parte de una comunidad e implicarse en el desarrollo de un territorio. Mientras en las grandes ciudades es habitual no conocer ni siquiera a nuestro vecino, en una localidad pequeña lo más frecuente es ayudarse unos a otros y tejer redes con mayor facilidad.
Este tipo de cambios en nuestro estilo de vida no sólo modifican nuestro día a día en casa, sino que fomentan que los hábitos y rutinas de nuestro tiempo libre también se vean modificados. Por ejemplo, si nuestra nueva casa cuenta con un terreno adyacente podemos comenzar a cultivar nuestras propias hortalizas en ella y así consumir productos de kilómetro cero.
En resumen, si estás barajando esta idea, es importante tener presente que irse a vivir a una zona más rural no solo implica una mudanza de una casa a otra. Se trata de un cambio de vida en el que las entidades del Grupo Caja Rural tratarán de estar presentes, para facilitarte también tu día a día financiero.
Creemos firmemente en la inclusión financiera y por ello intentamos, en la medida de lo posible, estar presentes en aquellos puntos del país donde otras sucursales han cerrado sus puertas. Las entidades de Grupo Caja Rural somos conscientes de que, si queremos combatir la despoblación, tenemos que comprometernos de verdad y mantener los servicios financieros, también en localidades con menos población, con el objetivo de apoyar a las personas que decidan vivir en un pueblo.