Contaminación atmosférica: La OMS eleva los niveles de polución aceptados

La Organización Mundial de la Salud ha decidido endurecer las medidas con el objetivos de que la calidad atmosférica no dañe la calidad de vida de las personas que residen, sobre todo, en grandes ciudades.
Sostenibilidad9 noviembre, 2021365412 min

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La calidad del aire es uno de los factores de riesgo implicados en el desarrollo de enfermedades respiratorias, cánceres o accidentes cerebrovasculares. Precisamente por esta razón y teniendo en cuenta que los niveles de contaminación atmosférica aceptados hasta ahora eran demasiado laxos para las industrias y el transporte de combustión interna, la Organización Mundial de la Salud ha decidido endurecer las medidas con el fin de que esta realidad no dañe la calidad de vida de las personas que residen, sobre todo, en grandes ciudades.

¿Qué es la contaminación atmosférica?

La contaminación atmosférica es la presencia de pequeñas partículas o sustancias dañinas en el aire y cuyo efecto es perjudicial para la salud de las personas, los animales o la propia naturaleza. Tanto es así que la Agencia Europea del Medio Ambiente resalta que:

“La contaminación atmosférica es un problema de alcance local, paneuropeo y hemisférico”

Esto quiere decir que los gases contaminantes emitidos por un país europeo pueden transportarse a través de la atmósfera y reducir la calidad del aire de otros países.

A pesar de que la calidad del aire lleva varias décadas sin ser saludable, los niveles actuales presentes a lo largo de todo el planeta hacen que la contaminación sea un problema preocupante y que sus consecuencias en la atmosfera sean la consecuencia de más de un siglo de crecimiento económico a partir de combustibles fósiles.

¿Por qué es mala la calidad del aire?

Así, las causas principales que nos han llevado a padecer los niveles actuales de contaminación atmosférica proceden, según la Agencia Europea del Medio Ambiente, de fuentes de origen humano, pero también natural. Principalmente diferenciamos entre las siguientes:

  • La explotación de combustibles fósiles (petróleo, gas natural, carbón) para producir electricidad, transportes, industria o servicios.
  • El uso de disolventes en industrias químicas.
  • El empleo de fertilizantes en el sector agrícola.
  • Un tratamiento ineficaz de los residuos.
  • Desde el punto de vista natural, algunos ejemplos de fuentes de emisión contaminantes son las erupciones volcánicas como la que tiene lugar actualmente en la isla de la Palma, las emisiones de compuestos orgánicos volátiles de las plantas o el metano producido por las flatulencias de los animales utilizados en el sector ganadero.

Los niveles de contaminación atmosférica actualizados en 2021 por la OMS

A raíz del último informe sobre el clima elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático y dado que las previsiones sobre los efectos del cambio climático se han agravado, la OMS ha decidido revisar los umbrales de contaminación atmosférica fijados por última vez en el año 2005.

Se determina un nivel para la calidad de aire en las grandes ciudades

Como el organismo de referencia en materia de salud que es, la OMS ha considerado oportuno corregir el nivel de contaminación permitido en las grandes ciudades. Esto se traduce en que los niveles de ozono, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre o monóxido de carbono aceptados hasta la fecha ya no son aceptables porque, con los conocimientos científicos actuales, se consideran perjudiciales para la salud.

Nueva calidad del aire permitida

Por ejemplo, mientras en el año 2005 los niveles de ozono permitidos se situaban en 120 μg/m3 de media en 8h, ahora no podrán pasar de 100. Algo similar sucede con el dióxido de nitrógeno, uno de los contaminantes más implicados en el desarrollo de enfermedades respiratorias y que está vinculado al uso de vehículos diésel y gasolina.

Esta nueva vara de medir afectará a las ciudades a la hora de diseñar sus políticas de calidad del aire, medios de transporte y movilidad, las cuales deberán a su vez enmarcarse en el contexto cero emisiones que persigue la Unión Europea de cara a 2050.

Las grandes ciudades luchan contra la contaminación atmosférica con movilidad sostenible

Además de reducir la producción de electricidad a través que combustibles fósiles como el carbón, el gas o el petróleo y, por ende, limitar las emisiones que puede expulsar la propia industria a la atmósfera, uno de los sectores donde más se puede reducir la contaminación de una gran ciudad es el transporte.

Fomentar el transporte público cero emisiones, adaptar las calles y las carreteras al uso de la bicicleta y legislar para limitar la conducción de vehículos diésel y gasolina son algunos de los puntos que propone la Organización Mundial de la Salud no solo para cumplir eficientemente con sus nuevos estándares, sino también para combatir de forma más efectiva la lucha contra el cambio climático.

Bilbao, un ejemplo de calidad de aire gracias a sus medidas de movilidad limpias

Por ejemplo y según las evidencias extraídas del ranking de Movilidad Urbana en España de Greenpeace, en el año 2019, Bilbao se coronaba como el referente en materia de movilidad limpia. Y es que, a pesar de que este tema es una prioridad en la agenda de los ayuntamientos de todo el país, no todos están invirtiendo la misma energía en buscar soluciones.

Hace ya más de dos años, Bilbao se convirtió en la primera ciudad de todo el mundo en prohibir la circulación en todo su territorio urbano por encima de los 30 kilómetros por hora, una medida que contribuye a reducir los niveles de contaminación atmosférica y acústica, a la vez que hace más fácil la convivencia con los ciclistas e impulsa el uso de la misma.

Por detrás de la ciudad vasca y por orden correlativo nos encontramos a otras ciudades como Valencia, Barcelona o Sevilla, que también se están esforzando por reducir la contaminación atmosférica realizando cambios en sus políticas movilidad y transporte público.