Los mercados y las familias españolas han vivido grandes períodos de incertidumbre en 2020, como todos sabemos. La crisis del coronavirus ha provocado un gran descenso en el consumo a nivel histórico en España, pero también ha supuesto un aumento exponencial de la tasa de ahorro.
El informe La renta y el ahorro de los hogares en la zona euro durante la primera ola de la pandemia, del Banco de España, nos deja ver una realidad que ha afectado de forma negativa a todos los países comunitarios, pero no a todos por igual.
La renta de los hogares españoles, por ejemplo, descendió un 8% interanual durante el segundo trimestre del año, cerca del 7% de Italia pero muy lejos del 1% de Alemania. En este artículo repasaremos las diferencias entre estas cifras y entenderemos las causas de la caída histórica en el consumo y el ahorro extraordinario de los hogares.
Los datos del consumo en España y en Europa
El PIB se redujo un 15% en la zona euro durante el primer semestre de 2020, triplicando la caída que experimentó en los dos peores trimestres de la crisis financiera. Las causas fueron las medidas de los Gobiernos para limitar la actividad de las personas e intentar controlar así la expansión de la COVID-19, pero también la precaución de los ciudadanos con su dinero.
El confinamiento, que comenzó en marzo y se prorrogó unos tres meses en España, provocó que el consumo de los hogares tocara fondo en nuestro país, con una caída del 23% interanual, mientras que se contenía en países como Alemania o Francia, con un descenso del 12%.
La composición del gasto de los hogares también se transformó a raíz de los confinamientos europeos. La demanda de alimentos y de bienes y servicios relacionados con las comunicaciones fueron las categorías que más aumentaron en esos tres meses. La mayor reducción de gasto vino aparejada a la caída de la movilidad y tuvo efecto en el combustible, con una caída del 30%; mientras que el consumo de bienes duraderos y semiduraderos o servicios se redujo un 20% durante el segundo semestre.
Dentro de esta última partida, los servicios de interacción social sufrieron un auténtico batacazo que se extendió a gran parte del año. Dentro de ellos están los sectores de ocio y cultura, los restaurantes, servicios de alojamiento y los paquetes vacacionales, que han visto paralizada su actividad varias veces en el confinamiento y en la segunda ola. Debemos recordar que, antes de la crisis sanitaria, representaban en España un 18% del consumo final de los ciudadanos.
La tasa de ahorro en España y en Europa
Las medidas de reducción de la movilidad también afectaron al bolsillo de los españoles, hasta el punto de que la tasa de ahorro se situó por encima del 16% de la Renta Bruta Disponible (RBD) a mitad de año.
En el segundo trimestre, los hogares se ajustaron aún más el cinturón y ahorraron el 25% de su RBD, coincidiendo con la estabilidad de los precios que tenía el Índice de Precios al Consumo (IPC) durante ese período.
La principal diferencia es que, al contrario que otros años, este extraordinario nivel de ahorro no puede explicarse por la evolución de factores como la renta, la riqueza o los tipos de interés. Esta subida parte de la idea de un “ahorro forzoso”, relacionado con las medidas de contención social que han llevado a cabo los Gobiernos y también los propios ciudadanos para proteger su salud financiera ante la COVID-19.
Este ahorro forzoso ha tenido mucha repercusión en las rentas más altas, que tienen un porcentaje de ingresos salariales menos expuesto a los sectores económicos más vulnerables de la crisis sanitaria. La reducción del gasto no esencial con servicios de interacción social (hoteles o restaurantes) también ha disminuido el consumo de los hogares de estas rentas.
Durante la segunda parte del año, los españoles remontamos los niveles de gasto, pero se mantuvieron muy por debajo de otros años. La relajación del confinamiento y la situación estable de la pandemia permitieron que mejorara el consumo de bienes duraderos y semiduraderos, junto con la demanda de alimentos.
La conclusión de estos datos es que los niveles de ahorro de los hogares deberían continuar su ascenso en este 2021, a raíz de la incertidumbre por el futuro y las consecuencias económicas de la pandemia. El avance será lento, pero el aumento de la tasa de ahorro privado de los depósitos bancarios indica que los españoles somos mucho más conscientes del dinero que gastamos y tenemos la intención de conservarlo hasta que la situación del coronavirus mejore en toda Europa.
La inversión financiera en los hogares españoles y europeos
La bolsa de ahorro del confinamiento provocó un aumento de los depósitos bancarios en toda Europa, pero especialmente en España. Así lo demuestra el flujo neto de depósitos, que alcanzó el 18% de la RBD en el primer semestre para los Estados miembros.
La reducción del precio de activos financieros con mayor riesgo permitió que el patrimonio financiero de los hogares subiera un 1% respecto a finales del 2019. El aumento de la riqueza de las familias encuentra otra causa, también, en la estabilidad del mercado inmobiliario dentro nuestro país (con una subida media de otro 1%).
Los hogares aumentaron sus inversiones netas en activos de renta variable y fondos de inversión durante todo el año. La inversión neta en acciones cotizadas ascendió un 3% de la RBD en el primer semestre, mientras que en España se lograron niveles del 5%, lo que demuestra la gran actividad bursátil que se llevó a cabo en nuestro país aprovechando el aumento del ahorro de los hogares.