En el argot financiero hay determinados términos básicos y habituales, comunes en cualquier empresa, y uno de ellos es el EBITDA. Se trata de un parámetro muy útil para saber si un negocio es o no rentable y, también, para compararlo con otras empresas similares dentro del mismo mercado. Por ello, es uno de los conceptos que cualquier empresario debe manejar, incluso los pequeños autónomos. En este post, te ayudamos a entender en qué consiste y por qué es tan importante.
¿Qué es el EBITDA y cómo se interpreta?
EBITDA es el acrónimo de Earnings Before Interest Taxes Depreciation and Amortization. Es decir, es la ratio que refleja el beneficio bruto de explotación de una empresa antes de descontar los intereses derivados del pago de deuda, el propio pago de impuestos y las depreciaciones.
De esta forma, podemos obtener una fotografía más nítida sobre las ganancias o pérdidas que obtiene nuestra empresa. En otras palabras, es un indicador clave para medir la rentabilidad del negocio, y para conocer qué capacidad de generar beneficios tiene. En definitiva, es un reflejo de la salud financiera de una compañía.
¿Cómo se calcula y cómo afecta a tu empresa?
El cálculo del EBITDA es clave para saber cuál es la situación financiera de tu empresa en lo que respecta a la generación de beneficios. No es un indicador que se incluya en el estado de resultados de las empresas, pero sí es de gran ayuda a la hora de valorarlas.
Para calcularlo, hay que tomar como referencia el resultado final de explotación, sin tener en cuenta los impuestos, intereses generados por deudas o las depreciaciones. La fórmula que habría que seguir, por tanto, es la siguiente:
EBITDA = RESULTADO DE EXPLOTACIÓN + AMORTIZACIONES + DEPRECIACIONES
El resultado de explotación se calcula restando los costes fijos y los gastos de administración a los ingresos. Pongamos un ejemplo sencillo: imaginemos que nuestra empresa ha obtenido, en 2022, los siguientes resultados:
- Ingresos netos: 500.000 €
- Gastos de administración: 95.000 €
- Costes fijos: 200.000 €
- Amortizaciones: 30.000 €
- Depreciaciones: 50.000 €
Para calcular el EBITDA, la fórmula sería:
500.000 – 95.000 – 200.000) + 30.000 + 50.000
205.000 + 30.000 + 50.000 = 285.000 €
Ratio EBITDA positivo: ¿qué significa?
Si el cálculo del EBITDA es una cifra positiva, sabemos que el resultado bruto de explotación es bueno, lo que se traduciría en un buen funcionamiento del negocio en lo que respecta a generación de beneficios. Sin embargo, en la interpretación del resultado hay que tener en cuenta determinados factores adicionales.
Generalmente, un EBITDA positivo suele ser sinónimo de que una empresa es rentable, pero habría que contraponer este dato con el grado de endeudamiento. Recordamos que el EBITDA no tiene en cuenta los intereses derivados del pago de deuda.
Ratio EBITDA negativo: ¿cómo se interpreta?
En cambio, si el resultado EBITDA es negativo, podemos deducir que nuestra empresa no tiene la capacidad suficiente para generar beneficios con los que pueda afrontar el pago de impuestos y deudas posteriores. En este caso, tendríamos un indicio de que la gestión de la empresa es mejorable.
Entonces, ¿es mejor tener el EBITDA alto o bajo?
Teóricamente, siempre es preferible que el resultado del EBITDA sea positivo, porque indica que la empresa es más rentable. No obstante, habría que tener en cuenta muchos más factores adicionales, pues en ocasiones un EBITDA positivo puede interpretarse erróneamente.
Entre estos conceptos destaca, fundamentalmente, el grado de endeudamiento de la empresa. Si es muy alto, la capacidad para generar beneficios se vería mermada, pero el EBITDA sería positivo porque no tiene en cuenta dicho parámetro.
Diferencia entre EBIT y EBITDA
Tal y como hemos explicado anteriormente, para calcular el EBITDA es necesario calcular previamente los resultados de explotación. Este indicador es lo que conforma, grosso modo, el EBIT, otro concepto muy importante en el ámbito financiero.
El EBIT (Earnings Before Interest Taxes) es el beneficio de la empresa previo a descontar intereses e impuestos, pero sin añadir las amortizaciones y las depreciaciones, como hace el EBITDA.
Por este motivo, algunos analistas prefieren fijarse en el EBIT antes que en el EBITDA, al considerar que reflejan el resultado de explotación de la empresa de forma más realista.
¿Es posible medir la rentabilidad de un proyecto gracias al EBITDA?
El EBITDA es un indicador con el que podemos hacernos una primera idea general sobre si nuestra empresa es rentable y si tiene capacidad para generar beneficios, pero siempre analizándolo en conjunto con el resto de indicadores financieros.
Así, el EBITDA es un instrumento que puede ayudar a tomar ciertas decisiones internamente, si bien nunca debería ser la única referencia para determinar la rentabilidad del proyecto.
Por otro lado, si tu empresa invierte en bolsa, sí es un buen medidor para saber si las acciones de tu empresa resultan atractivas a los inversores por su capacidad para generar beneficios.
Cómo comparar dos empresas utilizando resultados brutos de explotación
El EBITDA nos permite comparar el beneficio bruto de dos empresas de forma relativamente sencilla. Comparando los resultados EBITDA, podemos hacernos una idea de cuál es más rentable o, por lo menos, tiene más capacidad para producir ganancias. Pero, como ya sabes, no es una conclusión exacta, sino una aproximación a la salud financiera de dos compañías.
Por ello, es un indicador muy interesante, sobre todo, para las personas que invierten en bolsa, pues es una de las formas que tienen para tomar una decisión de en qué empresa invertir reduciendo el nivel de riesgo.
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