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El Sistema Monetario Europeo (SME) fomentó la estabilidad y la confianza en las economías europeas y sentó las bases para la creación de un Banco Central Europeo independiente, que ha sido fundamental en la política monetaria de la Unión Europea y en la gestión de la crisis financiera. En este artículo hablamos en profundidad sobre el SME y acercamos el término a la situación económica actual.
El proceso de integración europea: la moneda común
El proceso de integración europeo hacia la moneda común comenzó en 1957 con la creación de la Comunidad Económica Europea (CEE) mediante el Tratado de Roma. En 1992, el Tratado de Maastricht constituyó la Unión Europea (UE) y sentó las bases para la creación de una moneda única en Europa.
En 1999, la Unión Europea estableció el euro como moneda común de los Estados miembros participantes. En ese momento, el 1 de enero de 2002, fueron once los países que adoptaron el euro como su moneda oficial.
La adopción del euro como moneda común tuvo importantes implicaciones para los países miembros de la Unión Europea que la aprobaron. Esta moneda única permitió eliminar los costes y riesgos asociados con la fluctuación de las monedas nacionales. También facilitó el comercio entre países, al eliminar la necesidad de cambiar divisas y las complicaciones que ello implicaba.
Sin embargo, la creación del euro también planteó importantes desafíos. Algunos países experimentaron dificultades económicas en el proceso de convergencia hacia los criterios de Maastricht exigidos para su adopción. Además, la crisis financiera de 2008 reveló debilidades en el diseño del euro y en la gobernanza económica de la propia Unión Europea.
⮞ Las monedas de los países europeos antes del euro
Antes de la creación del euro, los países europeos tenían sus monedas nacionales, cada una con sus propios diseños y denominaciones. Algunas fueron:
- La moneda nacional era el marco alemán, que se introdujo en 1948 después de la Segunda Guerra Mundial. Antes del marco, Alemania tuvo varias monedas, incluyendo el Reichsmark y el Rentenmark.
- La moneda nacional era el chelín austriaco, que se introdujo en 1924 después de la inflación y la devaluación de la corona austrohúngara. Antes del chelín, Austria tuvo la corona austrohúngara.
- Bélgica. La moneda nacional era el franco belga, que se introdujo en 1832 después de la independencia de Bélgica. Antes del franco, Bélgica utilizó varias monedas, incluyendo el florín y el ducado.
- España. ¿Quién no recuerda el cambio de pesetas a euros? Y es que, hasta el 2002, la moneda nacional era la peseta, que se introdujo en nuestro país en 1868. España tuvo otras monedas, incluyendo el real y el escudo.
- Francia. La moneda nacional era el franco francés, que se introdujo en 1795. Antes del franco, Francia tuvo varias monedas, incluyendo el ecu y la libra francesa.
- Italia. La moneda nacional era la lira italiana, que se introdujo en 1861 después de la unificación italiana. Antes de la lira, Italia tuvo varias monedas, incluyendo el ducado y el florín.
- Países Bajos. La moneda nacional era el florín neerlandés, que se introdujo en 1816 después de la independencia de los Países Bajos. Antes del florín, los Países Bajos utilizaron la moneda del Ducado de Brabante.
- Portugal. La moneda nacional era el escudo portugués, que se introdujo en 1911 después de la proclamación de la República. Antes del escudo, Portugal tuvo varias monedas, incluyendo el real.
⮞ Requisitos para incorporarse a la zona euro
Tal y como refleja el Banco de España, estos son los requisitos que deben de cumplir todos aquellos países que quieran incorporarse a la zona euro:
- Estabilidad de precios. La tasa de inflación anual no debe superar en más de 1,5 puntos porcentuales la tasa de inflación media de los tres Estados miembros con menor inflación.
- Situación financiera sostenible. El déficit público anual no debe superar el 3% del PIB y la deuda pública no debe superar el 60% del PIB o, si supera este límite, debe estar disminuyendo de manera suficiente y estar cercana al 60%.
- Estabilidad de los tipos de cambio. El país debe haber mantenido durante al menos dos años una banda estrecha de fluctuación en el tipo de cambio frente al euro.
- Convergencia de los tipos de interés. Los tipos de interés a largo plazo deben estar próximos al promedio de los tres Estados miembros con menor inflación, con una diferencia máxima del 2%.
- Independencia del banco central. El Banco Central del país debe ser independiente del Gobierno y estar orientado a la estabilidad de precios.
- Convergencia de la legislación. El país debe cumplir con la legislación de la Unión Europea en materia de banca y mercados financieros.
Estos criterios se conocen como los criterios de convergencia y deben ser cumplidos por cualquier país que quiera unirse a la zona euro. Además, el país debe demostrar que puede mantenerlos a largo plazo. Si se cumplen todos los requisitos, el país puede solicitar la adopción del euro como moneda oficial.
Elementos del Sistema Monetario Europeo (SME)
El sistema monetario europeo (SME) fue creado en 1979 como una forma de coordinar las políticas monetarias y de cambio entre los países miembros de la Comunidad Europea. Algunos de sus elementos clave fueron:
- Tipo de cambio fijo. el SME estableció un tipo de cambio fijo entre las monedas de los países miembros. Esto significaba que el valor de cada moneda estaba vinculado al valor de las demás monedas dentro del sistema.
- Ancla monetaria. Tenía una moneda ancla, que en un principio fue el Deutsche Mark alemán y luego el euro. Esto significa que las demás monedas del sistema estaban vinculadas al valor del euro, lo que les daba una cierta estabilidad.
- Mecanismo de fluctuación. A pesar de que el tipo de cambio era fijo, se permitía cierta fluctuación entre las monedas. Los países podían devaluar o revaluar sus monedas en un 2,25% respecto al tipo de cambio fijo establecido.
- Intervención. En caso de que una moneda se desviara demasiado de su tipo de cambio fijo, los países miembros podían intervenir en el mercado para estabilizar la moneda.
- Cooperación económica. El SME también promovía la cooperación económica entre los países miembros, alentando la coordinación de políticas monetarias y fiscales para fomentar el crecimiento y la estabilidad económica.
La coordinación de las políticas económicas
La coordinación de las políticas económicas en la actualidad sigue siendo una tarea importante para la Unión Europea, aunque ya no se base en el Sistema Monetario Europeo (SME). Desde la creación del euro y la implementación de la Unión Económica y Monetaria (UEM), la coordinación de las políticas económicas se ha centrado en asegurar la estabilidad financiera y promover el crecimiento y la competitividad dentro de la zona euro. Esto incluye la coordinación de políticas fiscales y presupuestarias, así como la vigilancia y regulación de los mercados financieros, y la promoción de reformas estructurales en los países miembros. Aunque el Sistema Monetario Europeo ya no está en vigor, sus lecciones y legado siguen siendo relevantes para la gestión económica de la Unión Europea en la actualidad.