Entrevista a Teresa Pérez Millán, gerente de la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español (OIAOE)
Una de cada dos botellas de aceite de oliva que se consume en todo el mundo es aceite obtenido en las almazaras españolas. Nuestro país es líder mundial en producción de aceites de oliva pero, también y muy importante, somos líderes por la calidad de nuestro aceite.
Para hacernos una idea precisa de la situación que ocupa España en este sector, nuestro país exporta más de un millón de toneladas de aceite de oliva cuando, en todo el mundo, se consumen alrededor de tres millones.
Estos son algunos de los datos que pone sobre la mesa Teresa Pérez Millán, gerente de la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español, con quien hemos tenido la oportunidad de charlar.
¿Cuáles serían los principales valores a destacar del aceite de oliva de España, principales zonas productoras, perspectivas de futuro en cuanto a superficie plantada, perspectivas de la producción, consumo, incremento de la producción a nivel mundial,… etc?
TERESA PÉREZ MILLÁN: España es líder mundial por calidad, producción y comercialización de aceites de oliva. Contamos con alrededor del 25% de la superficie de olivar del mundo (3,6 millones de hectáreas y unos 350 millones de árboles). Producimos, en torno al 50% del aceite mundial con una media de 1,3 millones de toneladas por año. Es el olivar más productivo y moderno del mundo. Es el primer cultivo de regadío de España, casi el 30% de la superficie total. En su mayoría es riego localizado, el más eficiente. Es también el primer cultivo en ecológico de España con 170.000 hectáreas. Un sector que se asienta sobre el trabajo de unos 300.000 agricultores y unas 1.775 almazaras.
Hablamos de un sector ultramoderno que, sin embargo, hunde sus raíces en nuestra historia y tradición. El olivo se cultiva en España desde hace más de dos milenios.
T.P.M.: Pero ha sido en las últimas décadas cuando ha experimentado una auténtica revolución. Si tomamos como referencia la última década del pasado siglo, manejábamos unas producciones medias de 600.000 toneladas, que dos décadas después se sitúan en más del doble, en 1.300.000 toneladas, con picos de 1,8 toneladas como el alcanzado en esta campaña, récord absoluto de producción. Para llegar aquí, nuestros agricultores han tenido que invertir más de 3.000 millones de euros, para convertir este cultivo en el primero por superficie de regadío y líder en producción ecológica. Idéntica revolución han vivido nuestras almazaras, en las que se han invertido otros 3.000 millones de euros en crecer con la mejor tecnología del mundo. Gracias a ello, hemos alcanzado el liderazgo mundial, de tal forma que uno de cada dos litros de aceites de oliva que se consumen en el mundo se ha producido en nuestro país. Pero la revolución ha sido mucho más profunda que eso. También hemos cambiado la forma en la que elaboramos nuestros aceites. Hace más de veinticinco años, se produjo la sustitución masiva de los sistemas tradicionales de producción discontinuos por presión por los sistemas continuos de extracción por centrifugación. Esto significó un definitivo salto en la calidad producida.
Y para demostrar que es una calidad objetiva, existe una organización que cada año realiza un ranking de los mejores aceites de oliva virgen extra de todo el mundo. Para ello toman como referencias los principales concursos internacionales que premian la calidad. En la actual campaña, la 2018/2019, 9 de los 10 primeros clasificados eran españoles. Es más, el no español, se situó en el puesto sexto de la lista. Unos aceites, que dicho sea de paso, han dado un vuelco a su presentación. Ahora sus envases están a la altura del producto que contienen. Algunos son auténticas obras de arte. También tenemos que hacer referencia a que España cuenta con veintinueve denominaciones de origen repartidas por todo el país. Porque no hay que olvidar que se cultiva el olivo y se produce aceite en prácticamente todo el país. Eso redunda en una gran diversidad de aromas y sabores.
En cuanto a la geografía del olivar español, como saben, se concentra en el sur de la península fundamentalmente Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura. Para que se haga una idea, la primera produjo el 81,66% de todo el aceite en la actual campaña, mientras que Castilla-La Mancha y Extremadura aportaron el 10,1% y el 4% respectivamente. A gran distancia, encontramos Cataluña (1,15%), Comunidad Valenciana (1%) y Aragón (0,62%). De todos modos, es importante indicar que se produce aceite prácticamente en todo el país. Tan sólo dos comunidades no producen aceites de oliva: Asturias y Cantabria. Y lo cierto es que es un cultivo que no deja de crecer en nuestro país. En la última década se han sumado 107.200 hectáreas de nuevo olivar, sobre un total de 2.387.800 hectáreas de olivar destinado a la producción de aceituna para almazara.
¿Qué posición ocupa el aceite producido en España a nivel mundial?
T.P.M.: Una posición de claro dominio en todos los ámbitos. En el productivo, no hay mucho que decir: una de cada dos botellas de aceites de oliva que se consume en el mundo es de aceite obtenido en nuestras almazaras. Pero también en el plano comercial somos la referencia. En esta campaña, España exportará más de un millón de toneladas de aceites de oliva. Para que nos hagamos una idea precisa de lo que eso significa, hemos de tener en cuenta que en el mundo se consume alrededor de tres millones de toneladas. Y no menos importante, un mercado que dominan empresas españolas que llevan esos aceites a más de 178 países de todo el mundo. Podemos decir, sin riesgo a equivocarnos, que nuestros aceites están presentes prácticamente en todo el mundo. Eso nos ha llevado a liderar en varias ocasiones la clasificación de los sectores agroalimentarios más exportadores de nuestro país, superando los 3.600 millones de euros en el valor de las ventas.
Análisis producción / consumo y perspectivas para los próximos años…
T.P.M.: En las últimas décadas hemos visto cómo los cambios operados en el olivar y en nuestras almazaras han dado un vuelco a la producción de aceites de oliva. España no estuvo en condiciones de producir un millón de toneladas hasta finales del pasado siglo. Ahora, dos décadas más tarde, estamos en 1,8 millones y nadie tiene dudas que los dos millones están a nuestro alcance en cuanto la meteorología acompañe. Sin embargo, no podemos decir lo mismo del consumo en nuestro país, que se está contrayendo. Un fenómeno que también se está observando en otros países productores como Italia y Grecia. Si tomamos como referencia la campaña 2000/2001, comprobamos que el aceite consumido en España ha caído en algo más de un 18%, desde las 563.900 toneladas de principios de siglo a las 471.700 a cierre de la campaña 2017/2018. Caída que sería mucho más pronunciada si tomásemos como referencia el ejercicio 2003/2004, en el que se registró el récord de ventas en el mercado interior de toda la serie analizada con 626.100 toneladas. Las cifras se convierten en más preocupantes cuando vemos que la población española ha crecido en seis millones de habitantes en este periodo. Más población, que sin embargo consume menos aceites de oliva. Un fenómeno preocupante que el sector se ha tomado muy en serio. De hecho, la Interprofesional del Aceite de Oliva va a poner en marcha a finales de este año una potentísima campaña de promoción para llegar al segmento de población con potencial de crecimiento de consumo, sobre todo dirigida a aquellos más jóvenes que nunca han tenido ese hábito. Vamos a valorizar el producto y sus virtudes.
Campañas de promoción: importancia y efectos de las campañas que desde la Organización Interprofesional del Aceite de Oliva Español (OIAOE) se están llevando a cabo e impacto positivo en el consumo y apertura de nuevos mercados.
T.P.M.: Lo cierto es que en nuestro país siempre hemos sido conscientes de la importancia de la promoción para vender nuestro producto, especialmente cuando se trata de abordar los mercados exteriores. Pero no fue hasta la puesta en marcha de las acciones impulsadas por la Interprofesional del Aceite de Oliva Español cuando el sector tomó conciencia de la necesidad de crear una imagen global y potente de España como líder mundial a través de campañas de promoción a gran escala. De eso hace ya una década y estamos muy orgullosos de lo que hemos logrado en estos años. Por lo pronto, las exportaciones han crecido de las 600.000 toneladas a más de un millón que esperamos para esta campaña. Pero no nos hemos limitado a vender más, sobre todo hemos logrado hacer reconocible a España como gran productor en todo el mundo. Eso es importante porque estamos invitando al consumidor a que busque en el lineal el origen España como garantía de calidad y origen. Así, en estos años hemos logrado hitos como conseguir el liderazgo en mercados tan importantes como el estadounidense (tercer consumidor mundial) o Japón. Además, nuestra posición en China, el mercado que más rápido crece en el mundo, no ha dejado de mejorar en este tiempo. Más del 80% de los aceites que se consumen en ese país son españoles.
Y todo esto lo hemos logrado optimizando al máximo los limitados recursos del sector con el apoyo de las administraciones. Aquí me gustaría destacar el apoyo de la Unión Europea y el Gobierno de España, que nos han permitido sacar adelante hasta seis programas de promoción cofinanciados en esta década. De hecho, ahora mismo tenemos en marcha tres de estos programas (Asia, América y Asia) con los que estamos trabajando en nueve países bajo la óptica de una estrategia global: España, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Holanda, Estados Unidos, China, Japón y Taiwán. Programas en los que vamos a invertir 20 millones de euros, que la Unión Europa cofinancia en tres cuartas partes del total.
Efectos saludables del aceite de oliva en la salud: trabajos de investigación llevados a cabo…
T.P.M.: Las bondades saludables de los aceites de oliva se han convertido en el principal reclamo para atraer nuevos consumidores en un mundo principalmente en sociedades desarrolladas cuya población está cada vez más preocupado por su alimentación y su salud en los nuevos estilos de vida. Llevamos años difundiendo los estudios científicos que avalan a los aceites de oliva como la grasa más saludable. Pero hemos querido ir un paso más allá y hemos apoyado algunas líneas de investigación en este campo. Es el caso de la que desarrolla el profesor Eduard Escrich y su equipo desde hace tres décadas en la Universidad Autónoma de Barcelona sobre el efecto del consumo de una dieta rica en aceite de oliva virgen extra en la evolución del cáncer de mama. Han podido constatar que el consumo de esta grasa está vinculada a tumores menos agresivos y más pequeños, lo que ofrece un mejor diagnóstico frente a las poblaciones a estudio alimentadas con aceites de semillas. Igualmente hemos trabajado con el Estudio San Carlos de Prevención de la Diabetes Gestacional que ha demostrado que una dieta saludable suplementada con aceite de oliva virgen extra reduce el riesgo de desarrollar diabetes gestacional en un 30% y mejora la salud de los recién nacidos. Finalmente, también apoyado el Proyecto Prevención de recurrencia de depresión con Dieta Mediterránea (PREDI-DEP) que hasta el momento ha podido constatar que el consumo de Dieta Mediterránea rica en aceite de oliva virgen extra reduce significativamente los síntomas depresivos en pacientes que sufren esta enfermedad.
¿Tenemos estadísticas del número de familias cuyos ingresos están directamente relacionados con la producción y venta de aceite de oliva español?
T.P.M.: Lo cierto es que no sabemos con seguridad qué proporción de la población depende económicamente de esta industria. No obstante, la Junta de Andalucía estima que sólo en esa comunidad autónoma existen unas 250.000 familias olivareras, repartidas por más de 300 municipios. A nivel nacional se estima que sean en torno a 300.000 familias.
¿Cuáles son los principales retos a corto plazo para el sector?
T.P.M.: El principal reto sigue siendo dar salida a las producciones crecientes de nuestros olivares. Tenemos que generar nueva demanda en todo el mundo. Pero no es suficiente con vender más, tenemos que generar mayor valor por los aceites de oliva que vendemos y eso va muy ligado a la valorización del origen España. Tenemos que hacer ver a los consumidores de todo el mundo que no sólo somos líderes en producción, sino también en calidad y con la gama más extensa del mundo. Y eso sólo lo podemos hacer a través de campañas de promoción a gran escala. En paralelo se están buscando medidas de autorregulación que pudiera poner en marcha la OIAOE si, llegado el caso, el ritmo de crecimiento del consumo mundial no va acompasado para dar salida a la producción mundial creciente.
Otra gran prioridad del sector a nivel comercial en estos momentos es frenar la contracción del consumo en el mercado nacional, que hoy por hoy es nuestro mercado número uno en volumen consumido. Como le explicaba tenemos un problema con el consumidor español: cocina cada vez menos y parece que le cuesta percibir las virtudes que hacen únicos a los aceites de oliva. Eso significa que le cuesta invertir en su calidad y bondades saludables. Por esa razón vamos a realizar un notable esfuerzo en España para que los consumidores españoles valoricen este excepcional el producto.
Tecnología e innovación en el sector del aceite de Oliva: llevarlo a un ejemplo práctico.
T.P.M.: La innovación es el otro gran reto que se ha marcado el sector. La revolución que hemos vivido en el olivar y la industria se asienta en la capacidad del sector de incorporar los últimos avances. Eso significa que se han invertido mucho tiempo y dinero en nuevas tecnologías y procesos en todos los eslabones de la cadena, desde el campo a la comercialización. Desde la Interprofesional hemos apoyado investigaciones en el campo de la mecanización del cultivo, la mejora de los procesos de obtención del producto o, como ya hemos comentado con anterioridad, en el campo de la salud. Pero me gustaría destacar especialmente el apoyo que hemos ofrecido a grupos que trabajan en sanidad vegetal. En la actualidad, financiamos parte de los trabajos que realizan varios grupos de investigación que tratan de dar una respuesta global, a través de seis líneas de trabajo, al problema de la Xylella fastidiosa, una enfermedad que se ha demostrado especialmente agresiva en el sur de Italia. Somos conscientes de la amenaza y por esa razón estamos poniendo todo de nuestra parte para dotar de herramientas necesarias para dar con soluciones no sólo de erradicación, contención y control sino, incluso con claves para anejar y combatir la enfermedad.
Y por otro lado, me gustaría mencionar el esfuerzo conjunto que la Interprofesional lleva realizando en los últimos seis años junto con las administraciones, nacional y andaluza, en la aplicación de métodos instrumentales para la caracterización organoléptica de los aceites de oliva vírgenes. Un gran reto que persigue eliminar las incertidumbres y garantizar la repetibilidad de las determinaciones, objetivizando al máximo la determinación y control de los requisitos marcados en la legislación vigente para la comercialización de los aceites de oliva. A través de potentes modelos matemáticos se quiere alcanzar un ámbito de actuación con la máxima seguridad jurídica para las entidades que ponen el producto en el mercado.