Es difícil encontrar objetivos de inversión en los que haya más consenso y que sean más compartidos que los que existen tras el baile de siglas que está detrás de la Inversión Sostenible. ISR (Inversión Socialmente Responsable), ASG (Ambiental, Social, Gobierno) o RSC (Responsabilidad Social Corporativa) son siglas que responden a una idea común, la de conseguir vivir en un mundo cada vez mejor.
La Inversión Sostenible lleva tiempo implantada en entornos profesionales y en inversores institucionales. Desde hace unos años de forma progresiva el inversor de a pie también empieza a sentirse identificado con los criterios de inversión sostenible y en especial, las nuevas generaciones están cada vez más sensibilizadas con el concepto de que la inversión sostenible es un mecanismo más para cambiar el mundo.
Aunque se ha calificado en algunos momentos como moda pasajera, propia de mercados alcistas lo cierto es que el sesgo sostenible en los fondos de inversión ha hecho que su comportamiento haya sido especialmente resiliente durante la crisis bursátil provocada por la actual pandemia, y esto ha contribuido a acelerar el crecimiento de estas estrategias de inversión.
Parte de la explicación del buen comportamiento de estos fondos reside en que sus inversiones se han dirigido hacia empresas que en sus objetivos estratégicos tienen un enfoque de largo plazo e incluyen el análisis del impacto de su actividad en el medioambiente, se preocupan por el bienestar de sus empleados y por el respeto a los derechos humanos, o en compañías tecnológicas, que tienen poca huella de carbono. Y es que aquellas empresas viables en la sociedad y en el medio ambiente, son también más sostenibles económicamente en el medio y largo plazo.
Contexto Normativo
El Acuerdo de París de 2016 es el primer acuerdo universal y jurídicamente vinculante sobre el cambio climático y constituye el punto de inflexión para las inversiones con criterios de sostenibilidad. Anteriormente la Unión Europa en 2014 había aprobado la Directiva de información no financiera (NFRD) que obliga a las grandes empresas a publicar además de información financiera, el impacto de su actividad en el medioambiente e incluir información sobre cuestiones sociales y relativas al personal o sobre el respeto a los derechos humanos.
Un hito más reciente se encuentra en la Directiva (UE) 2017/828, que persigue una mayor implicación a largo plazo de los accionistas en las sociedades cotizadas en las que invierten e impulsa el diseño de estrategias de largo plazo con objetivos como la protección del medio ambiente o el bienestar de los trabajadores, además de los financieros, garantizando así la sostenibilidad de las empresas en el futuro.
El Reglamento de Taxonomía relativo al establecimiento de un marco para facilitar las inversiones sostenibles, aprobado el 18 de junio de 2020, quizás sea uno de los documentos normativos más importantes dado que establece los criterios para determinar si una actividad se considera medioambientalmente sostenible, a efectos de fijar el grado de sostenibilidad medioambiental de una inversión.
Sostenibilidad versus Rentabilidad
Son ya muchos los estudios que indican que las empresas que cumplen los criterios ASG pueden a llegar a ser incluso más rentables. Cada vez se reconoce más que la investigación y el análisis basado en criterios de sostenibilidad pueden identificar los riesgos de inversión y generar una rentabilidad superior. Es complicado explicar cómo una empresa que sigue una estrategia a largo plazo teniendo en cuenta parámetros de sostenibilidad pueda ser más rentable, sin embargo, hay estudios que demuestran que las sociedades cotizadas que buscan maximizar sus resultados en el corto plazo suelen invertir menos en I+D. Esta menor inversión tiene a su vez repercusión en el desarrollo futuro de la compañía al lastrar su capacidad de adaptación al mercado, competitividad, posición en los mercados internacionales, etc.
¿Cómo puede un inversor particular invertir de manera sostenible?
Los inversores han incremento el nivel de sus exigencias en la toma de decisiones de inversión y buscan soluciones de inversión más sostenibles. Aplicar esta filosofía de inversor a nivel particular exige conocer qué empresas son más sostenibles y esto puede resultar complicado.
Las gestoras como la nuestra, Gescooperativo, que tienen dentro de su gama, fondos de inversión sostenibles, disponen de un equipo de expertos que se encargan de estudiar el cumplimiento de los criterios ASG de las empresas en las que invierten, canalizando las inversiones hacia proyectos que tengan en cuenta factores medioambientales, sociales y de buen gobierno y de ese modo consiguen que el inversor particular pueda acceder a esta tipología de inversiones.
La combinación de los criterios de inversión tradicionales con percepciones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo es la base de las decisiones de los gestores de los fondos sostenibles. De esta manera, los partícipes de los fondos que invierten en activos de empresas que cumplen con los criterios de sostenibilidad, se aprovechan además de las ya conocidas ventajas de los fondos de inversión, como su diversificación y su fiscalidad.
Nuestra gama de fondos sostenibles
Hay diversas maneras de invertir de manera sostenible. En nuestra gestora creemos que la combinación entre ellas permite realizar una mejor selección de las inversiones.
Nuestros fondos se rigen por un ideario ético que incluye dos tipos de criterios de inversión:
– Excluyentes en los que no cabrá la inversión en valores de compañías que entren en contradicción con el ideario de Inversión Socialmente Responsable de nuestros fondos. En concreto, no se invertirá en empresas que atentan contra los derechos humanos fundamentales, o fabrican material armamentístico, o colaboran en la destrucción del medio ambiente o la salud pública (venta de alcohol, tabaco…)
– Valorativos: se invierte en empresas que contribuyan positivamente al desarrollo del ideario de inversión Socialmente Responsable del fondo. Se elige a las mejores compañías de cada sector que estén aplicando políticas medioambientales (energías renovables, transporte público, control de la contaminación, cambio climático, escasez del agua, control del gasto energético), de responsabilidad social y buen gobierno.
Gescooperativo, en el mes de octubre, ha creado un nuevo fondo denominado Rural Sostenible Moderado, FI que complementa su gama de fondos sostenibles cubriendo el perfil moderado. Este fondo incluye como novedad con respecto al resto de fondos de la gama que es un fondo SOLIDARIO en el que la gestora donará el 2% de la comisión de gestión a fundaciones sin ánimo de lucro cuyo fin sea promover proyectos considerado de interés social.
La gama actual de fondos sostenibles de nuestra gestora consta de 3 fondos, que se adaptan al perfil de riesgo de cada cliente, en la que RURAL SOSTENIBLE CONSERVADOR FI cubre el perfil conservador con una pequeña exposición a renta variable limitada al 10%, el fondo RURAL SOSTENIBLE MODERADO FI cuenta con una exposición media del 35% a bolsa, y RURAL SOSTENIBLE DECIDIDO FI cubriría el perfil de más riesgo, con una exposición media a renta variable del 50%.