La educación en las zonas menos pobladas, ¡un reto nacional!

La educación en las zonas menos pobladas no sólo es un reto, sino una necesidad para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, dentro de la Agenda Mundial Educación 2030
ActualidadSostenibilidad28 octubre, 201934797 min

La despoblación en algunas regiones de España es una realidad. Mientras en provincias como Madrid su población ha crecido un 73 por ciento desde 1975, en otros lugares como Soria, por ejemplo, han visto cómo su población se ha reducido más de un 23 por ciento, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Uno de los retos a los que nos enfrentamos como país es la educación de calidad en las zonas menos pobladas también.

 

Con el 53,95 por ciento de su territorio por debajo de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado, España es el país más despoblado de la Unión Europea. Teruel, Soria y Cuenca lideran el ranking de la despoblación con consecuencias en muy diversos ámbitos. Hoy, vamos a centrarnos en el educativo.

 

El futuro de las zonas rurales pasa, principalmente, por los niños y los jóvenes. El cierre de las escuelas no ayuda, sino todo lo contrario. Los pueblos en los que desaparecen los centros educativos que un día estuvieron llenos de alumnos, ven cómo, poco a poco, su futuro se complica más si cabe.

 

El cierre de las escuelas en zonas menos pobladas

La falta de oportunidades laborales en estas áreas no atrae a jóvenes. Sin ellos no nacen niños y, sin niños, su despoblación se hace más real y palpable que nunca. En Castilla y León, el pasado mes de septiembre, 20 pequeñas localidades veían cómo peligraban sus escuelas por falta de alumnos. En esta comunidad, aunque el límite establecido por Educación es de cuatro alumnos, han hecho una excepción, permitiendo a los centros continuar abiertos con tres alumnos, siempre y cuando garanticen cuatro estudiantes en los cursos sucesivos.

 

No importa que no sean de las mismas edades. Son escuelas multigrado, es decir, centros de tamaño reducido, generalmente en zonas rurales, donde alumnos de distintas edades comparte espacio y aprendizaje.

 

Esta historia se repite en Castilla-La Mancha. Esta comunidad está formada por 919 municipios, 633 habitados por menos de 1.000 habitantes. Cifras que dan una muestra de la gran cantidad de escuelas situadas en zonas rurales y la importancia de su mantenimiento en pro de la igualdad de oportunidades y la sostenibilidad del territorio. Sin embargo, en los últimos años, en Castilla-La Mancha han cerrado las puertas de cien centros educativos aproximadamente.

 

La importancia de la educación en la España despoblada

Según los datos del último Informe del Consejo Escolar del Estado, en el curso 2016-2017 se escolarizaron en España 74.219 alumnos en centros rurales, lo que representa un 2,4 por ciento del total del alumnado matriculado en estas enseñanzas.

Gracias, principalmente, a las escuelas multigrado, los centros educativos en las zonas rurales tienen unas características concretas que se traducen en beneficios para sus alumnos.

 

  • Fomenta la cooperación, el trabajo en equipo, la tolerancia y la solidaridad.
  • Se proporciona una enseñanza personalizada, prestando especial atención a la diversidad.
  • Al estar emplazadas en pequeños municipios, favorecen la conciliación laboral y familiar. Además, los alumnos aprenden a ser autónomos, pudiendo ir andando o en bici y sin adultos que les acompañen.
  • Favorece las relaciones familia-escuela.

 

Garantizar la viabilidad de la educación en las zonas menos pobladas no sólo es un reto. También, clave para conseguir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, dentro de la Agenda Mundial Educación 2030, que pretende “garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”.

 

Desde el Grupo Caja Rural, con una amplia red de oficinas y cajeros en zonas escasamente pobladas, tratamos de favorecer la inclusión financiera para todos los ciudadanos, vivan en una localidad con más o menos población. Un hecho con el que intentamos poner nuestro grano de arena para evitar la despoblación y sus consecuencias.