Durante la crisis sanitaria del coronavirus COVID-19, la impresión 3D se ha convertido en una tecnología de moda para que cualquiera pudiera crear protecciones. Los makers, como se conoce a los usuarios de impresoras 3D, han puesto sus máquinas al servicio de la lucha contra el virus. Más de 10.000 makers, coordinados a través de la red social Telegram, han fabricado mascarillas, respiradores, pantallas de protección y cabinas en tiempo récord, partiendo de planos de código abierto.
Por citar solo algunos ejemplos, el piragüista Roi Rodríguez fabricó 26.000 viseras para el Servicio Gallego de Salud; Carlos Moreno un informático en paro de Terrasa ha coordinado a un equipo de ocho personas, que ha estado produciendo todo tipo de material de protección frente al virus; y varios trabajadores de una empresa de Aranda de Duero, en Burgos, también han mostrado su lado más solidario gracias esta tecnología. Las impresoras 3D nos han dejado cientos de casos similares alrededor de todo el país. Pero, ¿sabes en qué consiste realmente la impresión 3D?
Qué es una impresora 3D
Una impresora 3D es una máquina capaz de imprimir figuras en 3 dimensiones a partir de capas de material, generalmente plástico ABS, que se van superponiendo unas sobre otras. Lo que hace una impresora 3D es producir un diseño tridimensional, es decir, con alto, ancho y largo, que se ha creado con un ordenador. Es decir, contando con el diseño de estas pantallas de protección, por ejemplo, la impresora 3D la imprime físicamente.
Con estas máquinas es posible imprimir de todo, desde objetos sencillos como tazas, imanes, organizadores de cables, válvulas para respiradores, pasando por prototipos, casas -sí, has leído bien, no te pierdas el vídeo que te dejamos más abajo-, hasta órganos humanos. De hecho, la propia NASA ha enviado a una impresora 3D de gravedad cero a la Estación Espacial Internacional para que los astronautas puedan imprimir a bordo las piezas que necesiten.
No hay duda de que las impresoras 3D se han convertido en una auténtica revolución tecnológica, que no ha hecho más que empezar.
Antes te hemos comentado que uno de los materiales más habituales que se utilizan para la impresión 3D es el plástico ABS (crilonitrato butadieno estireno). No es el único. También se suele usar PLA (poliácido láctico). Y en el ámbito industrial, encontramos impresoras que modelan con resinas, fotopolímeros e incluso con metal. El elevado precio de estas máquinas hace que fuera de dicho sector sea complicado encontrarlas.
Tipos de impresoras 3D
Hoy en día, existen diferentes tipos de impresoras 3D en el mercado. La principal diferencia entre ellas reside en la forma en la que depositan las diferentes capas de material para crear el objeto. Así, las principales tecnologías de este tipo de impresión son:
- Fusion Deposition Modeling (FDM) o tecnología de deposición de material plástico, que permite conseguir las piezas con materiales plásticos como el ABS y el PLA. En el ámbito de las impresoras 3D domésticas esta tecnología es la más utilizada.
- Por láser, como la fotosolidificación (SLA) y Selective Laser Sintering (SLS). La tecnología SLA, también conocida como estereolitografía consiste en endurecer un polímero a la luz, y funciona moldeando la pieza capa a capa. La Sinterización Selectiva Láser o SLS realiza el moldeado a partir del material en estado de polvo. El láser lo funde y lo solidifica.
- Por inyección, que va inyectando capas de fotopolímeros que se solidifican, mediante la utilización de químicos.
En las impresoras de este tipo más comunes en el ámbito doméstico, el funcionamiento es muy similar. Lo primero que hay que hacer es cargar el archivo con el diseño 3D que queramos imprimir en el software que utilicemos; cargamos el material de impresión en la máquina, del mismo modo que en una impresora de tinta introducimos el cartucho, y damos la orden a la impresora. A partir de este momento, la máquina se encarga de todo.
Como ves, fabricar tus propios objetos es ya una realidad con múltiples utilidades.