Escuelas de pastores, la esperanza de un sector en riesgo de desaparecer

La escuela de pastores pretende, por un lado, favorecer el relevo generacional del sector y, por el otro, poner en valor a la figura del pastor como transmisor de conocimiento
Actualidad31 enero, 202039937 min

La ganadería extensiva y el pastoreo son actividades esenciales para la preservación del entorno natural y para la actividad económica del medio rural. Sin embargo, el pastoreo está hoy a caballo entre la desaparición y la intensificación. Por citar un ejemplo, en los Picos de Europa, se estima que en los últimos 50 años se ha pasado de 1.000 pastores a los ocho que hay en la actualidad.

 

La pérdida del pastoreo se traduce en una alteración del sistema tradicional de aprovechamiento; en la pérdida de valor y de atractivo social de la actividad tradicional; la falta de relevo generacional; el abandono de las majadas y cambios en el paisaje, principalmente.

 

Con el objetivo de revertir esta situación han surgido en nuestro país distintas iniciativas. Una de ellas son las escuelas de pastores, que pretenden revalorizar la actividad pastoril, mejorar sus resultados económicos y modernizarla sin privarla de sus rasgos tradicionales esenciales.

 

Las escuelas de pastores en nuestro país

Las escuelas de pastoreo son el balón de oxígeno de la ganadería. Por un lado, trabajan por formar a jóvenes interesados en emprender una actividad pastoril renovada y que cumpla con la triple condición de ser económicamente viable, socialmente equitativa y medioambientalmente sostenible y, por el otro, poner en valor y revitalizar la figura del pastor actual, pues se incorpora a estas escuelas como tutor y transmisor de todo su conocimiento. Son pastores-maestro sobre los que recae toda la parte práctica de la formación.

 

La primera de estas escuelas fue Artzain Eskola, que inició su andadura en Arantzazu (Guipúzcoa), en el caserío Gomiztegi, con el objetivo de aumentar el grado de profesionalidad del pastor. En este centro se ofertan cursos de formación intensiva y continua destinados a futuros y actuales profesionales del sector ovino. El curso intensivo tiene una duración de 900 horas, lo que equivale a cinco meses de formación. Cuenta con una fase teórica con ciclos monográficos manejando el rebaño del centro y con una fase práctica con una estancia aproximada de 16 semanas en explotaciones ovinas colaboradoras. Por sus aulas han pasado durante estos años más de 270 personas.

 

Otra de estas escuelas de pastoreo es Campo Adentro, con centros en Madrid y en Asturias. Aquí apuestan por la formación dentro de una estrategia de revalorización de la figura del pastor y para posibilitar el relevo generacional en el sector.

 

Este doble sentido de la formación consiste, por un lado, en acercarse y recoger las necesidades del colectivo de pastores y ganaderos de Picos de Europa, estudiar su posible vinculación a una carencia y formar, diseñar y organizar cursos, de corta duración, que la suplan, dirigidos a los propios pastores, como por ejemplo el de Perfeccionamiento en la Elaboración de Queso Gamoneu.

 

Por otro lado, está el Curso de Iniciación al Pastoreo, de duración más larga, dirigido a interesados en aprender y ejercer la profesión de pastor. Sobre todo jóvenes del entorno urbano, que reciben una formación teórica y una práctica en la que los pastores-tutores les transmiten su profundo conocimiento del medio y la actividad, a través de la convivencia del quehacer cotidiano en una majada del puerto durante cuatro meses.

 

Andalucía, Cataluña, Extremadura y Valencia también cuentan con iniciativas de estas características. Escuelas que no sólo encontramos en nuestro país, pues Portugal, donde el sector de la ganadería tampoco atraviesa su mejor momento, ha creado su primera escuela de pastores con el objetivo de relanzar el medio rural.

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