Cohousing, la nueva tendencia entre los mayores de 60 años

El cohousing o vivienda colaborativa es una forma de convivencia basada en un estilo de vida en comunidad, pero con viviendas independientes
ActualidadTu día a día20 abril, 20201090213 min

Más de 4,7 millones de personas viven solas en España. De ellas, casi la mitad tiene más de 65 años, según los datos de la Encuesta Continua de Hogares (ECH), publicada por el Instituto Nacional de Estadística. Una alternativa contra la soledad e incluso, a las residencias de mayores, es el cohousing o vivienda colaborativa.

 

El cohousing es una forma de convivencia, que se originó en la década de los 80 en Holanda y Dinamarca, y que se basa en un estilo de vida en comunidad, pero con viviendas independientes. Son los socios de la comunidad quienes gestionan el edificio o el residencial en el que viven donde, además de los hogares particulares, hay zonas comunes en las que los vecinos comparten su día a día, se ayudan y disfrutan juntos.

 

La filosofía de este fenómeno, que ya está asentado en países del norte de Europa, consiste en entender el envejecimiento como una etapa más de la vida. Lejos de vivir en soledad, el cohousing pretende que las personas que se decantan por esta opción elijan con quién quieren vivir y cómo. En nuestro país ya hay proyectos de cohousing por todo el territorio, siendo Andalucía, Cataluña y Madrid las comunidades con mayor índice de penetración.

 

Fases de un proyecto de cohousing

El cohousing puede ser puede ser autopromovido por un grupo humano o desde administraciones públicas o iniciativas profesionales especializadas. Tal y como nos cuenta Cristina Cuesta Lerín, fundadora de Cohousing Spain, una plataforma que se dedica a la promoción de esta forma de vida en España, el proceso a seguir para el desarrollo de un proyecto de estas características pasa por las siguientes fases:

 

En los proyectos autopromovidos por un grupo de personas que deciden unirse para embarcarse en el proyecto, en una primera fase, el “grupo semilla” se forma y estudia sobre cohousing. Se toman las primeras decisiones: definición de valores, necesidades y motivaciones individuales y colectivas. Se estudian los objetivos, las capacidades, los compromisos, la organización y las actividades que desearán desarrollar. Se esboza el perfil básico del proyecto (colectivo humano, relaciones, marco de convivencia, actividades, cuidados, rangos presupuestarios, ubicación posible) y también se define la misión, visión y modelo de proyecto como si de una empresa de nueva creación se tratase, porque, de hecho, lo va a ser.

 

En una segunda fase, el grupo anexiona más miembros, “grupo embrión”. Se trabaja la consolidación del grupo, se definen los roles y la base organizativa. También el sistema de comunicación, de decisiones y de reuniones. Se realizan actividades lúdicas periódicas, talleres y formación. Se trabaja el consenso en el grupo: necesidades personales y confluencias del proyecto colectivo, y se define de forma consolidada los valores del grupo. También se aborda la capacidad financiera, los presupuestos y las opciones de financiación. Además se comienza la búsqueda de suelo/inmuebles disponibles y su viabilidad

 

En una tercera fase o “grupo final”, el grupo se amplía con llamamiento a nuevos socios. Se selecciona a los miembros y se les facilita el proceso de acogida y formación. Continúan las reuniones y actividades periódicas, y se profundiza en las necesidades y expectativas individuales frente al proyecto grupal. Se desarrolla y fortalece el compromiso del grupo, se define el presupuesto máximo, la capacidad económica y los miembros toman decisiones de continuidad o no. Se revisan las bases del proyecto, se esboza el modelo de convivencia, la forma jurídica, y el régimen de funcionamiento. Ya se cuenta con opciones de suelo / inmuebles disponibles y vías de financiación para valorar su viabilidad. Comienzan las primeras aportaciones económicas.

 

En una cuarta fase, se procede al  diseño organizativo, presupuestario y del programa de necesidades, actividades y cuidados. Se establece la forma jurídica, los presupuestos y se revisan las aportaciones económicas. Se dispone de opción real de financiación y se adquiere el suelo / edificio.

 

En una quinta, se procede al co-diseño arquitectónico y de dotación de equipamientos, se elabora el proyecto, y se inicia la construcción. Y ya en la sexta fase, se materializa la convivencia. “Bien sea un proyecto autopromovido o promovido por otros agentes externos a la comunidad destinataria, la clave está en el trabajo de alineamiento, cohesión y consolidación del grupo humano destinatario, con la definición del marco de convivencia”, añade Cristina.

Ventajas del cohousing

Desde Cohousing Spain no dudan en asegurar que vivir en comunidad de forma colaborativa aporta multitud de beneficios a nivel multidimensional. Para Cristina, desde el punto de vista personal, está demostrado que vivir en una comunidad que provee de relaciones sociales y compañía “contribuye a mejorar la calidad vida y el sentimiento de seguridad, favorece la ayuda mutua y la resiliencia, genera redes de apoyo, refuerza la autonomía y el ejercicio del derecho a la forma de vida elegida,  además de compartir conocimiento, aprendizajes, crecimiento personal, desarrollo de capacidades y fortalecimiento de valores”.

 

En el ámbito social y cultural, supone la oportunidad de empoderar a colectivos de personas para el autogobierno y/o la autogestión de su entorno comunitario, favoreciendo la innovación y transformación social, la recuperación de la vecindad, la democratización de la convivencia, el desarrollo de nuevos sistemas de gobernanza y participación, la generación de nuevas relaciones y apertura al entorno, la ruptura de estereotipos, la inclusión e integración social y también una solución para los nuevos desafíos demográficos.

En materia de vivienda, mejora la oferta de vivienda adaptada a las necesidades de las personas, incorporando modelos cooperativos de vivienda asequible y no especulativa, además de ser una interesante fórmula para la recuperación de inmuebles y frenar la despoblación de las zonas rurales.

 

Por otra parte, en el ámbito de la economía y del consumo, desde Cohousing Spain sostienen que supone un ahorro de costes importante, promueve el consumo responsable, genera nuevos ecosistemas económicos y crea empleo, se alinea con modelos de economía social y del bien común, busca fórmulas de financiación ética y de impacto social, preserva la economía individual y desarrolla fórmulas de soporte colectivo para contingencias.

 

El cohousing también tiene beneficios en materia de salud, cuidados, sostenibilidad y ecología. Cristina asegura que “el modelo cohousing se alinea en líneas generales con al menos 13 de los 17 ODS, cuestión que supone un punto fuerte a contemplar a la hora de diseñar estrategias dentro de los planes para la Agenda 2030”.

 

Preguntada por cuáles son las expectativas de quienes se decantan por este estilo de vida, nos cuenta que, en líneas muy generales, “las personas interesadas pueden alinearse en 3 tipologías de necesidades: vivienda asequible, envejecimiento activo y de calidad, y recuperación de entornos rurales. Preguntando a miembros de comunidades cohousing sobre qué valoran más de esta forma de vida, la respuesta es que viven en una comunidad activa donde conocen y pueden confiar en sus vecinos, se brindan apoyo y alguien se daría cuenta si uno no aparece un día”.

 

 

 

 

 

 

 

 

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