La forma de organizar equipos y trabajo va evolucionando a medida que lo hace la sociedad, y debe adaptarse a los cambios que, a su vez, exige el mercado. Por ello, no es raro que surjan nuevas tendencias empresariales, algunas de las cuales son más efímeras, y otras consiguen arraigarse en las empresas. Una de ellas es la metodología agile, cuya base es la búsqueda de la eficiencia para lograr la calidad del trabajo. En este post, te contamos en qué consiste.
¿Qué es la metodología ‘agile’?
La metodología ‘agile’ comenzó aplicándose al entorno de desarrollo tecnológico, pero no ha tardado en adoptarse, también, en otros ámbitos. Se basa en la implementación de la flexibilidad y la rapidez como conceptos indisolubles para lograr la máxima eficiencia en el desarrollo de un proyecto.
Para ello, el proyecto se divide en pequeñas partes con fases de ejecución más cortas, pero en las que no haya lugar a imprevistos. Todas estas partes, además, están en continua evaluación, lo que permite identificar rápidamente cualquier punto de mejora.
De esta forma, la metodología ‘agile’ permite completar los proyectos de forma rápida y eficaz sin perder calidad, y confiere más flexibilidad para adaptarse a las necesidades de los clientes, cada vez más cambiantes.
⮞¿Es lo mismo ‘scrum’ que ‘agile’?
Hay personas que asocian la metodología ‘agile’ a la metodología ‘scrum’. Y, aunque están relacionadas, no son iguales. La metodología ‘scrum’ es un marco de trabajo que puede surgir dentro de la metodología ‘agile’, y está centrada en crear un sistema de gestión específico para simplificar y agilizar el desarrollo de servicios o productos.
En cambio, ‘agile’ constituye un concepto más global, casi como una filosofía que se debe interiorizar en la propia cultura de trabajo de una empresa. Tiene, por tanto, un enfoque más genérico que ‘scrum’, que es una metodología más específica.
¿Qué sectores se benefician de esta metodología?
El origen de la metodología ‘agile’ se atribuye al sector tecnológico, concretamente, al seno de grandes empresas como Google, Microsoft o Apple, entre otras. Sin embargo, se ha elevado a un posicionamiento de cultura empresarial corporativa más genérico, lo que hace que sea extrapolable a otros sectores.
De hecho, hoy en día la metodología ‘agile’ se aplica en sectores como la banca, la salud, las tecnologías de información, la industria, el marketing o incluso las Administraciones públicas.
Ventajas de gestionar un proyecto con la metodología ‘agile’
Entre los beneficios más relevantes para las empresas de aplicar la metodología ‘agile’ en sus procesos habituales destacamos los siguientes:
- Un servicio de mayor calidad: la satisfacción de los clientes es la principal prioridad para las empresas, y la aplicación de este tipo de metodologías permite mantener la calidad del trabajo, cumplir con los tiempos y mejorar el resultado final. Asimismo, permite desarrollar productos de mayor calidad gracias a la mejora continua de los procesos.
- Fomento del trabajo en equipo: una de las claves de ‘agile’ es incentivar el trabajo colaborativo. Para que el resultado final del proyecto sea excelente, cada pequeño equipo debe centrarse únicamente en su parte y mantenerse en permanente proceso de innovación.
- Autogestión del equipo: en línea con el punto anterior, la autogestión ordenada de los equipos de trabajo favorece la organización del trabajo, a la vez que aumenta la sensación de pertenencia al equipo por parte de sus miembros.
- Reducción de costes: las metodologías ‘agile’ reducen considerablemente el porcentaje de error en la ejecución de un proceso debido al control constante que se realiza sobre el mismo, lo que se traduce en menos costes asociados para solventar posibles fallos.
- Incremento de la productividad: otra de las ventajas de la metodología ‘agile’ es que, gracias a una mejor asignación de los recursos, se puede conseguir un aumento importante de la productividad.
- Más capacidad de planificación y anticipación: la revisión constante del desarrollo de procesos permite identificar oportunidades de negocio a largo plazo, además de mejorar la gestión del tiempo y los recursos.
¿Cómo se aplican las metodologías ágiles?
A principios de la década de los 2000, en una reunión entre los directores de las principales compañías tecnológicas del momento, surgió el ‘Manifiesto Agile’. Se trata de una hoja de ruta que nos ayuda a saber cómo aplicar la metodología ‘agile’ en las empresas. En base a los valores y principios expuestos en este manifiesto, sabemos que, para aplicarlas, es imperativo llevar a cabo las siguientes acciones:
- Saber cuáles son los objetivos de negocio de tu empresa y cuantificarlos.
- Identificar el público objetivo al que te diriges y, más concretamente, detectar los potenciales clientes.
- Analizar cuál es la cultura corporativa y definir cómo quieres que sea.
- Analiza qué recursos tienes y cuál es la mejor forma de asignarlos para que sean eficientes.
- Fragmenta tu proyecto en distintas partes, y establece, para cada una, un equipo de trabajo con directrices claras. Si, por ejemplo, el teletrabajo beneficia al desarrollo del proyecto y a tus empleados, inclúyelo como parte de la metodología.
- Define las métricas y parámetros de control que cada equipo deberá revisar periódicamente.
- Aunque exista una figura que centralice y organice el proyecto, ejerce de líder, no de jefe. Es decir, haz que los miembros de cada equipo se involucren y evolucionen en su propia autogestión, orientándoles cuando lo necesiten, pero no imponiendo criterios.
Grupo Caja Rural, al lado de autónomos, pymes y grandes empresas
El objetivo de la metodología ‘agile’ es establecer un sistema de desarrollo del trabajo que haga que los negocios sean más escalables y rentables aprovechando al máximo los recursos. Es decir, la búsqueda de la eficiencia y la rentabilidad a largo plazo. Para ello, además de contar con un sistema eficaz, es importante apoyarse en entidades financieras de confianza que te ayuden a impulsar tu negocio y a facilitar la toma de decisiones de carácter financiero.
En Grupo Caja Rural sabemos que todas las empresas y negocios, ya sean autónomos, pymes o grandes empresas, tienen opciones de crecimiento, pero no comparten las mismas necesidades ni la misma casuística.
Por eso, contamos con una amplia cartera de productos y servicios flexibles para cada una de ellas, adaptándonos a sus circunstancias y ayudándoles a crecer en la manera en la que lo necesiten.
Nuestra filosofía es que solamente ayudando a nuestros clientes a crecer conseguiremos, también, crecer nosotros, y esta es la máxima que rige nuestro día a día.