Los datos sobre la baja capacidad de los pantanos y embalses de España no auguran un buen verano. Las temperaturas extremas anticipadas están teniendo una fuerte repercusión sobre la reserva hídrica del país, que ya antes de comenzar la época estival no presentaban unos niveles óptimos de agua. Pero ¿qué consecuencias puede tener este bajo nivel de reservas de agua? A continuación, analizamos la situación de la reserva hídrica de nuestro país.
¿Qué es la reserva hídrica?
Las personas necesitamos el agua para realizar infinidad de actividades, no solo para abastecernos a nivel físico. Por ello, y desde hace miles de años, la humanidad ha creado infraestructuras y diseñado formas ingeniosas de almacenar el agua en grandes cantidades para utilizarla siempre que se necesite. A esto se le conoce como reservas hídricas, pero ¿qué son exactamente?
La reserva hídrica es el volumen de agua que se almacena de forma superficial, en embalses o pantanos y también en aguas subterráneas, como acuíferos o pozos. Generalmente se ubican en entornos naturales, desembocaduras de ríos, valles, acuíferos… y son sumamente importantes para las comunidades colindantes, contribuyendo al desarrollo de multitud de labores agrícolas, ganaderas y comerciales, además del abastecimiento propio. La cantidad de agua que albergue una reserva hídrica dependerá de las precipitaciones y, por supuesto, de la capacidad específica de cada lugar.
¿Cuál es el nivel de los pantanos en España?
Nuestro país cuenta con una gran tradición hidrológica que ofrece información importante sobre la actual situación de los embalses. Aunque el verano es una de las épocas más complejas para mantener un óptimo nivel de agua en los pantanos, cada año las cifras empeoran como consecuencia de los efectos del cambio climático, presentando actualmente los peores datos de los últimos años. En estos momentos, tal y como indica el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la reserva hídrica española se encuentra al 48,2 % de su capacidad total, con unos 27.040 hectómetros cúbicos (hm³) de agua almacenados en sus embalses.
Causas desencadenantes de esta sequia
Entre las causas que desencadenan esta situación se encuentra un tiempo inestable y caluroso que provoca escasez de lluvias y que, año tras año, se recrudece a causa del cambio climático.
La problemática de la sequía en los embalses españoles
La situación del inicio del año hidrológico 2021-2022 en España no ha sido la esperada. Y es que, durante los meses comúnmente conocidos como “de recarga” (de noviembre a febrero) el nivel general de los embalses no ha cumplido las expectativas, comenzando el 2022 de manera preocupante. Al no contar con unas reservas estables durante estos meses, la situación ha ido empeorando hasta el verano, la época más seca del año.
¿Cuál es el principal problema por el que aparece la sequía en los embalses? Además de la gran variabilidad meteorológica de España, es decir, los diferentes cambios en el clima que se dan en zonas del territorio, la crisis climática está recrudeciendo y aumentado de manera exponencial las temperaturas y las sequías extremas. Un hecho que, hoy por hoy, parece difícil de reconducir.
Zonas más afectadas
España cuenta con distintas demarcaciones hidrográficas fijadas en el Real Decreto Legislativo 125/2007 que muestran los niveles de los embalses por zonas y cuencas, ayudando a delimitar y conocer las reservas de cada región. Si analizamos las últimas semanas, las precipitaciones han sido escasas en gran parte de España, afectando especialmente a las demarcaciones del:
- Tajo (47,3%)
- Guadiana (30,3%)
- Guadalete-Barbate (33,9%)
- Guadalquivir (30%).
Por otro lado, las zonas que sortean el peligro por la escasez de agua en los embalses y se encuentran en una buena situación de reserva son principalmente:
- Cantábrico Oriental (86,3%)
- Cuencas internas del País Vasco (90,5%)
- Galicia Costa (68%)
- Tinto, Odiel y Piedras (76,9%)
- Ebro (72,4%)
Todo ello, tiene como origen los diferentes escenarios geográficos de la península, la influencia de las corrientes de aire y las variedades climáticas y vegetales del territorio.
¿Cómo nos afectará esta baja reserva de agua?
La sequía y la escasez de agua, no es algo que suceda de forma repentina, sino que es un riesgo silencioso que aparece poco a poco y del que es necesario realizar un seguimiento continuo para tratar de prevenir sus efectos. Alcanzar unos bajos niveles de reserva hídrica tiene consecuencias directas sobre la población y también sobre la economía de la zona. Y aunque las reservas de nuestro país garantizan alrededor de dos años de abastecimiento de agua para consumo humano, las posibles restricciones comienzan a dibujarse en el horizonte.
Sectores más afectados por la sequía
Pero ¿cuáles son los sectores más afectados? Como cada año, la agricultura y la ganadería miran expectantes al cielo esperando que llegue la lluvia y asegure sus campañas de regadío, pero como está sucediendo en este 2022, las precipitaciones no se presentan y la falta de agua amenaza sus producciones con las consecuentes pérdidas económicas que esto supone. Para anticiparse a la escasez de agua en el sector agrario, muchos expertos reclaman principalmente una modernización de los sistemas de regadío para adaptarse a un futuro meteorológico cada vez más extremo e inestable.
Medidas para frenar el impacto de la baja reserva hídrica
¿Qué podemos hacer en nuestra vida diaria y de forma personal para frenar la bajada en los niveles de los pantanos y embalses? El primer paso es poner freno al despilfarro. Hay hábitos que parecen insignificantes, pero que unidos a otros son muy importantes. ¡Toma nota!
- Utiliza solo el agua realmente necesaria para tu jardín, piscina, etc.
- Utiliza el lavavajillas o la lavadora solo cuando estén llenos.
- No arrojes productos contaminantes al lavabo o el WC.
- Reutiliza el agua para otros usos, como por ejemplo regar las plantas con el agua de cocinar.
Este uso del agua nos hace ser más responsables y conscientes sobre un bien fundamental y en ocasiones escaso, pero en nuestra mano está que esta educación comience también desde la infancia porque, aunque se trata de un material del que disponemos con solo abrir el grifo, recuerda que cada gota cuenta.
Otras medidas para frenar los efectos del cambio climático
Además, también existen otros frentes que también se han de atajar de manera prioritaria para frenar los efectos de la contaminación y el cambio climático a largo plazo, como pueden ser:
- Modificar la política hidráulica tradicional.
- Luchar contra la contaminación de las aguas naturales, ya sean superficiales, subterráneas u oceánicas.
- Frenar la sobreexplotación de las reservas naturales y la edificación de instalaciones que demandan grandes cantidades de agua.
- Fomentar la reutilización de aguas depuradas.
- Adaptar las políticas forestales para evitar las sequías y la aridez de los terrenos.
- Eliminar el uso de pozos ilegales en España.