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A raíz del estallido de la guerra de Ucrania, las reservas de la industria productora de piensos han comenzado a reducirse debido a la escasez de materias primas como el maíz. La oferta de elementos básicos como este se ha desplomado drásticamente desde finales de febrero, obligando a los estados europeos a buscar nuevos socios que garanticen las materias primas necesarias para alimentar al ganado.
Cabezas ganaderas y carencia de materias primas para piensos
La industria agropecuaria lleva más de un año sufriendo el encarecimiento de una de sus principales materias primas. Según cifras de la Bolsa de Chicago, mercado referente para el precio de los cereales, desde enero de 2021, el precio del maíz se ha incrementado un 75% en todo el mundo fruto de la tendencia inflacionista acumulada.
Así, a principios del mes de marzo, desde la Asociación Gallega de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (Agafac), alertaron de la escasez de reservas de maíz. Según sus propios cálculos, tenían cereal suficiente hasta mediados del mes de abril. A partir de entonces y teniendo en cuenta que las importaciones de Ucrania ya no son una opción a considerar, reclaman nuevas alternativas para incorporar el maíz que necesitan para alimentar a la cabaña ganadera.
➧ ¿Cómo afecta la guerra de Ucrania a la importación de maíz?
España es junto Italia y Portugal uno de los países más afectados debido a la gran dependencia que tenemos de las cosechas ucranianas. Concretamente, el 41% del maíz adquirido por España procede de Ucrania.
Si a este contexto le sumamos que comprar maíz fuera de Europa es mucho más complicado por cuestiones legislativas y de sincronización de cosechas, la producción de piensos para las cabezas de ganado se sitúa actualmente en un lugar incierto.
Como consecuencia, para Agafac la escasez de materias primas se traducirá probablemente en un aumento de los costes que tendrán que asumir los ganaderos lo que, inevitablemente, se verá reflejado en el precio final de los productos que compramos en los supermercados y comercios.
Crisis del transporte y su relación con la escasez de materias primas
La carencia de maíz no es el único problema al que se ha enfrentado la industria agropecuaria en las últimas semanas. El encarecimiento del precio del combustible, la electricidad y el gas derivó en una huelga de transportistas sin precedentes que generó una situación de desabastecimiento temporal en algunos sectores alimentarios.
Como es obvio, esta situación también afectó a la producción de piensos para la cabaña ganadera. Así y según apuntó la Asociación Catalana de Piensos Compuestos, un fabricante necesita 24 toneladas de maíz y oleaginosas para sacar la producción habitual adelante, cantidad que equivale al contenido de 10 camiones.
Al detenerse el transporte de este tipo de mercancías y bloquearse el acceso a los puertos, la producción de piensos en Cataluña, quien produce el 40% de los forrajes nacionales, también sufrió las consecuencias en sus cadenas de producción y suministro.
Soluciones y consecuencias a la escasez de materias primas
Después de ver que durante el año pasado los precios del maíz y la soja se incrementaron, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha precipitado todos los temores de la industria. Por esta razón y con el objetivo de trazar soluciones concretas, desde las asociaciones de fabricantes de piensos proponen atajar el problema a través de las siguientes vías:
- Facilitar la entrada de materias primas como el maíz a través de nuevos mercados como Estados Unidos. Esto garantizará la recuperación paulatina de las reservas.
- Autorizar la entrada de maíz de cosecha vieja como el que puede ofrecer Argentina.
- Reducir las exportaciones de trigo de la UE con la finalidad de emplear esta producción a demanda de los estados miembro y dada la actual situación.
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