La pandemia por el coronavirus COVID-19 nos ha enfrentado a todos a una situación que, de un día para otro, cambió nuestras vidas. Aunque el impacto es diferente en función de las circunstancias de cada persona, todos hemos experimentado una montaña rusa de emociones. Es normal que estas emociones se hayan intensificado en determinados momentos y hayamos sentido rabia, frustración, enfado, tristeza, falta de control… Ahora, estamos volviendo a una ‘nueva normalidad’ y es importante la gestión emocional que hagamos cada uno de nosotros.
El Ministerio de Sanidad ha elaborado una guía en la que recopila diferentes estrategias que pueden ayudarnos a centrar nuestras energías en lo que podemos hacer cada uno de nosotros. De esta manera, seremos capaces de controlar nuestras emociones, minimizando el impacto psicológico de esta situación excepcional.
Cómo hacer una buena gestión emocional
- Reconoce tus emociones. Si estás triste, permítete estarlo. Identifica esa tristeza, pero no la alimentes, ni te dejes llevar por ella. Compartir tus sentimientos con las personas que tengas cerca, te ayudará a sentirte mejor. Si lo necesitas, medita o haz ejercicios de respiración y relajación, ya que facilitarán que dirijas tu atención hacia lo que de verdad importa.
- Enfoca tu energía y genera una rutina. Más que centrarnos en lo que no podemos hacer es preferible enfocarnos en aquello que sí que está permitido. Es importante cumplir con las medidas de prevención y seguridad dictadas por las autoridades sanitarias para evitar los contagios y sentirse seguro. Si durante el confinamiento has llevado una rutina, ahora, intenta recuperar tu rutina anterior o plantéate una nueva. Seguro que hay cosas en ti que han cambiado.
- Céntrate en lo que puedes hacer. La crisis sanitaria se ha traducido en una crisis económica y social. En este tiempo, hemos visto cómo han surgido infinidad de iniciativas solidarias de personas anónimas, del sector privado, de las asociaciones… Tú también puedes ayudar o seguir haciéndolo. Echa una mano a las personas que tengas cerca y que lo necesiten. También es importante que focalices tus objetivos y persevera para lograrlos.
- Cuídate. Aunque ahora volvemos a enfrentarnos a una situación también nueva, como es la recuperación paulatina de nuestra vida anterior, es necesario mantener una rutina de higiene, alimentación y sueño. Y, por supuesto, practica ejercicio físico de forma diaria.
- Desconecta. El exceso de información sobre el coronavirus que hemos recibido también puede pasar factura. Procura hablar de otros temas y hacer otras cosas que te gusten y te ayuden a conseguir tus objetivos.
- Mantén el contacto social. Si durante el confinamiento lo has hecho a través de llamadas, mensajes y videollamadas, ahora ha llegado el momento de hacerlo sin pantallas de por medio. Eso sí, es importante respetar las medidas de seguridad. No debemos olvidar que al virus no le hemos vencido y que no hay vacuna. Un rebrote de la enfermedad tendría consecuencias nefastas a todos los niveles, por lo que es responsabilidad de cada uno de nosotros evitarlo. Recuerda, cuida de ti cuidando de otros.
Si no te acostumbras a esta vuelta paulatina a la normalidad, sigue tus propios ritmos y respeta tus necesidades. También es posible que sientas miedo a salir a la calle, es normal. Para evitarlo, planifica las salidas de forma progresiva, sal cuando haya menos gente y tampoco te obligues a salir a diario. Cumple las medidas básicas de protección e higiene:
- Lavado frecuente de manos.
- Mantén la distancia de seguridad.
- Acostúmbrate a llevar gel hidroalcohólico y a limpiarte las manos cada vez que toques algo y no tengas la posibilidad de lavarte las manos.
- Cúbrete la boca y la nariz cuando tosas o estornudes, preferiblemente, con la parte interna del brazo.
- Evita tocarte la cara.
- Utiliza mascarilla cuando sea necesario.
Ya lo sabes, por tu seguridad y por la de todos, no bajes la guardia.