Aumenta la internacionalización de empresas españolas

El crecimiento de las empresas exportadoras regulares españolas han supuesto una importante mejora en la solidez de la internacionalización de nuestra economía
ActualidadEmpresas10 octubre, 2019425918 min

Joan Tristany, Director General D'amec

 

 

Joan Tristany, Director General de AMEC

 

La solidez de la internacionalización de la economía española ha mejorado más de un 6 por ciento a lo largo de 2018, según el Índice de Solidez de la Internacionalización (ISI), elaborado por la Asociación de Empresas Industriales Internacionalizadas (AMEC).

 

El ISI, creado en 2015 y que se actualiza cada año, tiene como objetivo recoger de forma sintética la fortaleza y la robustez de la internacionalización y observar su evolución. En base a este indicador, la solidez de España en este sentido se sitúa en los 7,26 puntos sobre 10.

 

Tras esta mejora se alza el crecimiento de nuestras empresas exportadoras regulares, que han experimentado un comportamiento más positivo que respecto al conjunto de Europa. De los grandes grupos exportadores, el sector que ha tenido un mejor comportamiento ha sido, con diferencia, el de los productos industriales y tecnología, tal y como nos ha asegurado el director general de AMEC, Joan Tristany, con quien hemos tenido la oportunidad de hablar.

 

“El incremento del proteccionismo y de las barreras a la exportación, aspectos que han impactado de forma negativa en la evolución del Índice, han tenido sin embargo efectos también positivos: ha crecido la implantación en el exterior, con más empresas que se instalan en otros mercados y, con ello, ha aumentado la inversión española en el exterior”, sostiene.

 

Índice de Solidez a la Internacionalización

El Índice de Solidez de la Internacionalización evalúa un total de 19 indicadores,  como el número de empresas exportadoras regulares y de las implantadas en el exterior; la concentración empresarial y sectorial de las exportaciones; las pymes exportadoras; la variación de las exportaciones; el peso de éstas en el PIB; la cuota de las exportaciones mundiales; la inversión en el exterior y la inversión extranjera; la diversificación geográfica de las exportaciones y de la inversión; el nivel tecnológico de las exportaciones; la variación de precios de éstas; la participación en las cadenas de valor internacionales; los instrumentos financieros para la internacionalización;  los establecimientos en el exterior; el presupuesto público para la internacionalización y las barreras a la exportación.

 

Por lo que respecta al indicador de Intensidad Tecnológica y al de Inversión Pública, se han mantenido sin cambios. Algo que desde AMEC interpretan de forma negativa. “La intensidad tecnológica de las exportaciones españolas retrocede. Además, España se encuentra desde hace muchos años por debajo de la media europea en  recursos públicos a la innovación, y parece ser que esta situación no cambia. Hay que hacer una apuesta muy decidida de país, hay que destinar muchos más recursos públicos que incentiven las empresas a innovar”, asegura Tristany.

 

Para el director general de AMEC, nos encontramos ante un momento decisivo en cuanto a innovación e internacionalización se refiere. En este sentido, no duda en señalar que “en un contexto global de gran transformación tecnológica, quien no haga los deberes se quedará atrás. Además, en última instancia, hay que prepararse para tener una capacidad productiva moderna y fomentar a través de las políticas públicas la modernización de los equipos productivos. Estamos en la industria 4.0, si nuestros equipos productivos siguen siendo los  mismos del siglo pasado, el resto de países que sí hagan este cambio y transformación nos pasarán por delante. En definitiva, la industria requiere un Plan Renove que modernice la capacidad productiva del país”.

 

Barreras a la exportación

Empeora en el ISI la aparición de nuevas barreras en el comercio. Algunas de ellas pueden ser internas, de nuestra economía, y “hay que trabajar para alinearlas”. Además, también existen las barreras de destino. “En este caso, no afecta tanto los aranceles como las barreras a la exportación. Se trata de barreras más bien técnicas, cambios regulatorios y nueva normativa que incluye nuevos trámites que ralentizan y dificultan los procesos, obligando a establecer procesos de adaptación. Mientras que el arancel se trata de un pago adicional, las barreras técnicas y los trámites aduaneros generan más preocupación, ya que implican más dificultad”, nos explica.

 

Desde AMEC, trabajan en el Consejo Consultivo de Relaciones Comerciales Internacionales junto con el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo y el resto de principales agentes para intentar lograr que las empresas estén alertadas en todo momento de cuál es la situación en cada país y evitar problemas sobrevenidos en operaciones comerciales. En este sentido, “es esencial que las administraciones contribuyan a la identificación de esas barreras en los países destino, facilitando la información a las empresas para que puedan conocerlas y hacerles frentes en mejores condiciones. Al mismo tiempo, hay que lograr posiciones que disminuyan estas barreras a través de acuerdos comerciales, cosa que atañe a la UE”, afirma Tristany.

 

Cómo afectaría un Brexit duro a nuestras empresas

El peso de las exportaciones al Reino Unido desde España representa el 3,5%, frente al 3,6% del ejercicio precedente y el 3,8% de 2017. Ante la inminente salida del Reino Unido de la Unión Europea y la posibilidad de un Brexit duro, el director general de AMEC sostiene que “las empresas sobre todo han introducido las ‘cláusulas anti-Brexit’ para protegerse ante repentinos cambios en las relaciones comerciales. Esas cláusulas no sólo permiten modificar contratos en el caso de que el Brexit incremente los costes por la imposición de aranceles, sino también a los plazos de entrega de los bienes que se exportan. En las cláusulas anti-Brexit las empresas se reservan la posibilidad de ajustar los periodos de suministro para prevenir las posibles incidencias en las aduanas”.

En un entorno global “completamente volátil y lleno de turbulencias”, en el que las tensiones comerciales van en aumento “debido a que la demanda mundial está en fase de ralentización”, el comercio exterior español continúa creciendo “aunque a un ritmo más suave”. Ante este escenario, Tristany sostiene que, “es importante que la economía española tenga diversificados sus mercados”.

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