Este final de marzo se produce el tradicional cambio de hora, en el que entregamos una hora de nuestro sueño para darle la bienvenida al verano y conseguir más horas de luz para hacer nuestras actividades.
La diferencia es que este año podría ser histórico, porque podría ser el último en el que se produzca este tradicional cambio horario. La Unión Europea se plantea que en 2021 tengamos que decidirnos, sí o sí, por la franja en la que queremos vivir a partir de ahora.
La decisión no es fácil, así que queremos contarte cuáles son las ventajas y las desventajas de cada método, para que entiendas cómo puede afectar en tu día a día. La información es poder, así que cuanto antes nos anticipemos a los acontecimientos, más prevenidos estaremos.
¿Qué es el cambio de hora?
El cambio de hora apareció en la década de los 70, con la primera crisis del petróleo. Algunos países, como España, decidieron adelantar el reloj para aprovechar la luz natural del sol y así consumir menos electricidad. En 1980 la Comunidad Económica Europea publicó la primera directiva para poner orden sobre este cambio horario en los diferentes países.
Desde entonces, a finales de marzo se lleva a cabo este proceso para modificar una hora el reloj de los hogares y llevarlo al horario de verano. Este año tiene lugar en la noche del sábado 27 al domingo 28, momento en el que habrá que adelantar los relojes a las 2.00 horas para que sean las 3.00 horas.
¿Cómo te afecta el horario de verano?
La consecuencia directa de este fenómeno es que anochecerá una hora después, lo que significa que habrá más luz solar para disfrutar por la tarde. Esto permitirá que los negocios de ocio como las tiendas del comercio local o los restaurantes puedan permanecer más tiempo abiertos para conseguir mayores ingresos.
Eso sí, los beneficios también se extienden a los hogares. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), estima que el ahorro energético potencial en España será del 5% lo que, unido a una serie de consejos para ahorrar en las facturas de energía, les permitirá administrar mejor sus finanzas.
El punto negativo será que los ciudadanos vivirán una hora menos de sueño, lo que suele provocar efectos secundarios como insomnio, somnolencia, irritabilidad o mareos. Los niños son los más afectados, por lo que se recomienda que vayan a dormir antes y no se expongan ante las pantallas para evitar estados de excitación innecesarios.
¿Qué supondría que este fuera el último cambio de hora?
En una encuesta de 2018, el 80% de los europeos consultados pensaban que establecer un horario fijo para cada país sería positivo para sus bolsillos. Los estudios confirman esta mejora en la economía, porque es posible que la diferencia llegara hasta los seis euros al año por hogar si se pusiera en práctica.
La diferencia está en que aquellos que eligieran el horario de verano cambiarían la hora por última vez en marzo, y los que se decantaran por el de invierno lo harían en octubre. Hay todo tipo de argumentos a favor y en contra de estos dos modelos, pero en líneas generales las conclusiones son que:
- El de verano favorecería la actividad por la tarde, porque la luz haría que nos adaptáramos a las horas de alimentación y actividad física. Además, se reducirían los accidentes de tráfico porque los conductores saldrían de trabajar después y estarían más atentos a la carretera.
- El de invierno estaría de acorde al reloj biológico de la gente, proporcionando más horas de sueño y preparando el cuerpo y la mente para el resto del día.
- El de invierno solo comportaría un retraso de una hora respecto al horario que corresponde a España por el meridiano de Greenwich. Debemos recordar que nuestro país está en un huso horario diferente (UTC/GMT +1 hora) desde 1940, año en el que se modificó para adecuarse a la hora de Berlín.
En abril de este mismo año conoceremos la respuesta final de la Unión Europea para el cambio de hora de los 27 estados miembros. En cualquier caso, los españoles tendremos que adaptarnos a un nuevo horario con el desgaste que comporta, por lo que siempre viene bien contar con buenos hábitos para transformar nuestro hogar en una casa sostenible que nos permita mantener una buena salud financiera en cualquier circunstancia.