¿Cómo ha sobrevivido el turismo a la segunda Semana Santa con covid-19?

El turismo y el comercio han vivido una época dura durante Semana Santa, debido a la pandemia y las restricciones de movilidad. Hoy conoceremos los datos que nos han dejado estas vacaciones por toda España.
Actualidad12 abril, 202128739 min

La Semana Santa es un motivo de celebración para millones de españoles, que año tras año salen a la calle a celebrar procesiones y se reúnen para organizar grandes comidas en familia. Este 2021, al igual que el 2020, ha sido un año atípico por las restricciones de movilidad, pero si ha habido un sector que ha sufrido las consecuencias ha sido el del turismo.

 

El turismo ha vivido una época extraña, principalmente por la decisión del Consejo Interterritorial de acordar el cierre perimetral de todas las comunidades autónomas desde el viernes 26 de marzo al viernes 9 de abril. Esta situación contrastaba con la libre llegada de turistas extranjeros a España, que daba un pequeño respiro a la actividad hotelera en estas fechas.

 

En este artículo vamos a conocer los datos del turismo, que ha tenido que hacer un auténtico ejercicio de supervivencia para conseguir ingresos durante toda la Semana Santa. Los destinos locales y los vuelos internacionales apenas han permitido rescatar una temporada que ha perjudicado a la gran mayoría del territorio nacional.

 

El turismo durante la Semana Santa: menos ocupación y más viajes interiores

La actividad turística de las comunidades autónomas ha sido muy desigual y poco homogénea durante esta época vacacional. Aquellas que más viajeros aportan en Semana Santa, como Madrid, Cataluña y País Vasco, han registrado cifras aceptables beneficiándose de las restricciones de movilidad. En el otro lado del espectro han estado provincias como Toledo o Valladolid, que apenas han recibido visitantes nuevos y han visto cómo la facturación de sus bares y restaurantes se quedaba en el 30%.

 

En el caso de la Comunidad de Madrid, la facturación en Semana Santa ha alcanzado los 87 millones de euros, un 60% de lo que se logró en la Semana Santa de 2019. En total, la región que no ha cerrado ni bares ni restaurantes tras la primera ola del covid ha mantenido la actividad con un 75% de aforo permitido en las terrazas y un 50% en interiores.

 

Las zonas costeras han conseguido un ligero repunte de turistas internacionales, que han aguantado la bajada del turismo, como ha sucedido en la Comunidad Valenciana, mientras que algunas provincias andaluzas como Sevilla han logrado resistir al cierre perimetral con un buen nivel de consumo en la hostelería.

 

Por su parte, la ocupación hotelera ha registrado cifras negativas en casi toda España. En Baleares y Canarias, destinos preferidos por los turistas alemanes y británicos, estas cifras apenas han alcanzado el 50% en los pocos establecimientos que se han atrevido a abrir. La situación ha sido peor aún en el Principado de Asturias, que ha cerrado toda la actividad hotelera no esencial y ha hecho una “despedida” formal a la Semana Santa.

 

Algunos destinos populares para los españoles, como Sierra Nevada, apenas han llegado al 30% de la ocupación y ponen de manifiesto las dificultades a las que se han enfrentado los reclamos turísticos más importantes para captar la atención de los habitantes en medio del confinamiento perimetral.

 

El turismo rural: una vía de escape durante la Semana Santa

La otra cara de la moneda se ha vivido en el medio rural, que ha contado con una gran ocupación hotelera durante Semana Santa fruto de la movilidad interna que se ha dado de las ciudades al campo. Es así como la Comunidad de Madrid ha registrado un 94% de ocupación en sus hoteles, albergues, campings y hostales rurales, mientras que en Murcia se ha alcanzado el 90% y en Cataluña o el País Vasco se ha llegado al 78%. Algunas provincias costeras como Tarragona también han logrado una cifra parecida, lo que demuestra que muchos turistas españoles han aprovechado estas festividades para descubrir zonas nuevas de su región y disfrutar de las vacaciones en plena naturaleza.

 

El problema está en que las restricciones a la convivencia han repercutido en los hoteles grandes del campo. La necesidad de mantener aforos reducidos o la exigencia de que quienes se alojen en una misma habitación sean convivientes han dañado sus expectativas de negocio, repercutiendo también en la organización de eventos rurales a gran escala como viajes en canoa o rutas de senderismo.

 

Los sectores de la hostelería y de la ocupación vacacional, tanto en la ciudad como en el campo, miran con ánimo a la llegada del verano para recuperarse. La vacunación futura del 70% de la población y la apertura de las comunidades autónomas en un futuro próximo son las dos variables a las que se aferran muchas pequeñas y medianas empresas del comercio para lograr un buen futuro económico en España.

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